ESAS MUJERES EN LA PATAGONIA AUSTRAL


Llego a estas páginas después de haber terminado una segunda lectura de este libro que pusiera en mis manos Roberto Toledo (foto).
Compendio de investigaciones archivísticas, entrecruzamiento de datos, aportes de algunos memoriosos; obra abierta a la curiosidad de muchos.
Mi primer lectura fue lineal, de la primera a la última página; y ya a la altura del capítulo dedicado a La pampa casi de me detengo a hacer una primer comentario, una primera reflexión sobre el valor de esta obra.
Mi segunda lectura tuvo otro ritmo, tal vez porque pasé por alto lo santacruceño para dedicarme a lo fueguino, y porque realizaba un trámite de fichaje de datos para situaros en una cronología general de acontecimientos ligados al diario vivir de los hombres que nos precedieron en este sur.
Y cuando digo los hombres advierto que este libro si bien habla de “Esas mujeres”, encierra una documentada relación del vínculo de “ellas” con la parte masculina de la sociedad.., sector demandante de su razón de ser.
La prostitución, señalada tradicionalmente como el oficio más antiguo, si bien no lo fue en el caso fueguino, si tiene aparición temprana; y si bien se organiza en los estratos más bajos de la sociedad, en climas de marginalidad y delincuencia, esta presencia no está exenta de tener vínculos con el poder: desde los días en que parecía ser la mujer originaria la que estaba vinculada informalmente al policía, hasta en los espacios finales de la obra donde se presenta a “La Coca” –con su “casita” en Ushuaia, protegida por el Gobernador Campos que consigue que siga funcionando.., más allá de los deseos del juez Aguilar, juez federal.
Gestor de la parte fueguina de este ensayo, Jorge Castelli, ahondó en archivos del Museo del Fin del Mundo, con procedencia en actuaciones de la justicia fueguina, y los prontuarios elaborados por la Policía Territorial. Descubre así la identidad y la carnadura de aquellas mujeres sobre las cuales se han ido deslizando sombras en la memoria colectiva. El lado non santo de nuestra identidad.
Y hay un capítulo que dibuja realidades sobre un entramado que se ha construido en torno a lo que somos los fueguinos, pintados mayoritariamente como gente decente, pero con sus bemoles; es cuando se busca saber quién fue una de las mujeres de José Salomón, antiguo comerciante de origen libanés, de cuya existencia no tomó nota “Josecito”, el abogado y juez, que escribió en alguna medida la historia oficial de la familia; pero que si es redescubierta por una nueva generación de descendientes que no ven con vergüenza  las circunstancias que allí se pueden leer.
Pero advertimos: el libro no sirve a los espíritus morbosos, la narración se detiene ante las puertas de las habitaciones, y nada vamos a saber sobre lo que ocurre del otro lado de ellas.
La Coca, La Olga, La Peter, son identificadas hasta donde lo puede hacer el documento histórico; pero también aparecen algunos hombres del entorno masculino indispensable para que todo este submundo fuera existiendo, en el caso conviene destacar la gran primicia que resulta ser el capítulo destinado a Luís Celoria.
Río Grande emerge en el conjunto con menores referencias a la de la capital fueguina; pero ahí estamos, girando mayormente en torno a la figura de Carmen Egues, que por otra parte logra montar su negocio tanto en el ámbito fueguino como en el santacruceño; y se la enlaza con el medio magallánico, y con inversiones en la Capital del Petróleo que la llevan a prisión. La Coca, ella es Carmen, parece dar vida a la primer empresa de aeronavegación regional, y en entramado de lo posible aquí es relatado minuciosamente.
No dudo que en algún momento tendré la fortuna de conocer a los autores; de Patricia he sido lector de lo mucho que ha publicado, de Jorge hay para aplaudir este autoría que lo ha llevado a salir del mundo de la psicología donde se ha capacitado.., tuve la fortuna de conocer a su padre Luís Castelli, recientemente fallecido, pensando que habría sido un placer compartir una lectura con él.
El libro planta bandera en un tiempo en  que los que somos viejos éramos adolescentes; no obstante irradia una mística atrapante sobre esos temas de los cuales no se hablaba públicamente.

Si se siente solo, o si quiere hacerlo en compañía, el libro que se llama Esas mujeres… le entregara al lector de la historias sureña una mirada cómplice sobre el descubrimiento de un desprejuiciado ayer…


1 comentario:

Anónimo dijo...

Recuerdo bien a esas mujeres de la Patagonia, desde mi paso por Gallegos en el 81 y el 82 como soldado conscripto, por lo que en un primer momento fue tomado como una necesidad biológica y si bien en mi caso jamás había tenido una negociación por un tema sexual con una prostituta ni lo deseaba, fui "arrastrado" por el grupo, de alguna manera por la idiosincrasia del momento, la curiosidad y la acumulación de testosterona, para de alguna manera decirlo.
Más allá de esa primera vez en donde el primer lugar llamado "casita" y que realmente era lo más parecido a una casa que había visto en meses,encontré una mujer de Mendoza, flaca,soez y charlatana, comparable a "la gitana que despojada de sus ropas parecía la mujer más falta de físico que haya visto en mi vida",parafraseando al relato de García Márquez en Cien años de soledad, la que realizó todo tramite previo por mi, con una celeridad increíble. Resumo lo vivido en esta parte crucial de mi existencia por que realmente fue un trámite.
Salí de allí con montones de sentimientos encontrados puesto que a pesar de tener ya 18 años, estaba bastante inmaduro con todo este tipo de cosas, con la implicancia de hasta pensar en que tenía una (aquella) novia a la que le fue otorgada una coronita de cuernos sin merecerlo y que aquello sucedido "no estaba del todo bien". Fin de la primera parte de una visión de esta historia.
Pronto y con el primer sueldo, decidí que por propia iniciativa volvería y ya esta vez si, a hacer lo que otros compañeros de entonces (y hoy grandes y memoriosos amigos) relataban desde su propia experiencia. "Yo estuve con tal y yo con cual..." "¿viste a la rubia de ojos celestes que hermosa?" "yo con aquella me caso te juro!!" y expresiones por el estilo que me motivaron a volver ya con alguna experiencia adquirida.
Una vez de nuevo en ese lugar empecé realmente a conocer aquel ambiente, y esa manera tan particular que en estas lineas evoco, de relacionarme con "esas mujeres"...

*continuará el relato en cuanto tenga tiempo de seguir escribiendo, si les interesa leerlo,porque si bien no soy escritor quiero dejar mi relato de tal recordada vivencia.