La valoración pionera de TIERRA DEL FUEGO.2 Un escrito de Romain Gaignard



La “pampa” del N es la que constituye el dominio más abierto a la instalación humana. Ese nombre se aplica a los dos tercios de la isla, situados fuera del sector montañoso meridional que flanquea la larga zanja del lago Fagnano. En esta zona, aparentemente estabilizada desde hace mucho tiempo, los sedimentos marinos del Terciario inferior y medio, murgas y areniscas, proporcionan un relieve estructural bastante simple de tipo tabular, donde pequeñas superficies, divididas y escalonadas en peldaños, no sobrepasan los  100 m de altitud. Esta meseta septentrional ha sido profundamente afectada por las acciones climáticas del Cuaternario. La calota glaciar ha recubierto todo y el hielo lo ha barrio antes de abandonar sus propios depósitos  en vastos copos de conglomerados pedregosos o arcillo-arenosos. El modelado es por consiguiente herencia exclusiva de la época  glaciar.  Evoca una historia climática muy fría, pero que fue caracterizada por la alternancia de periodos y húmedos. Al S del Río Grande, importantes guirnaldas moreníticas dan alineamiento de colinas rebajadas que desaparecen progresivamente frente a los potentes relieves estructurales del conjunto meridional.
El S  de Tierra del Fuego constituye la terminación del sistema andino: la extremidad fuertemente recortada de la Cordillera que está encorvada hacia el E, lanza su última punta entre las Malvinas y el Cabo de Hornos. La cadena central que bordea la costa meridional de la isla, es el producto complejo de una serie de movimientos intrusivos, que datan principalmente del Cretácico y del Terciario. Pero la Argentina sólo posee los elementos más modestos: Monte Martial (1.450 m), Sierra Sorondo ( 1.320 m), Sierra Lucio López ( 1.200 m) al E de la soberbia cordillera de Darwin (2.500 m) enteramente chilena. El eje intrusivo está franqueado al N por los afloramientos plegados del Jurásico y del Cretácico (pórfidos, tobas y potentes series sedimentarias) que pasan a las series marinas del Eoceno, casi tubulares, que forman el armazón de la meseta septentrional. Como en toda la cordillera, no se trata de plegamientos simples, sino de un juego complejo de fallas, pliegues y estiramientos que dan bloques montañosos alargados en una encorvadura de conjunto que ha sufrido, según parece, un movimiento de elevación bastante continuado.
Pero el relieve posee allí la marca profunda de los gla ciares que se edificaron sobre toda la isla en el Cuaternario y todavía ocupan las mayores alturas. Alimentando la calota del N, las lenguas glaciarias de la cadena meridional dividían el macizo montañoso explotando las líneas de menor resistencia de la estructura, así como aún se pude observar sobrevolando la Cordillra de Darwin, hoy día aun muy cubierta de hielo. Dos grandes depresiones, en el presente ocupadas por las aguas, están orientadas de O a E; en la primera se alarga sobre 100 km, al N de la cadena central, el lago Fagnano; y la otra, al S, forma el canal de Beagle, de una longitud de 180 km. Ests dos depresiones corresponden a los dos antiguos emisarios principales del “inlandsis” fueguino en sector oriental. Se puede unir el eje Valle Carbajal-Tierra Mayor- Río Larsiparsahj, valle glaciario hoy día fracconado, que confluye en Harberton, con el canal de Beagle.
El modelado, de una asombrosa frescura, permite, desde un primer momento, fáciles reconstituciones que sería necesario probar. El canl de Beagle, que une el Atlántico con el Pacífico, constituye el elemento más notable. De un ancho de 4  a 6 k,, se extiende entre dos orillas verticales cortadas por algunas bahías profundas –como la de Ushuaia- abierta por la confluencia de antiguos glaciares laterales. En Chile, por lo demás, los glaciares de la cordillera de Darwin aun alcanzan el mar, abandonando iceberg en el canal. El perfil transversal es de una U perfecta, los sondeos lo han confirmado. La barranca de rocas pulidas o estriadas está dominada por un pequeño escalón cubierto por detritos constituidos por materiales moreníticos alterados y movidos. Por encimas se levantan las altas vertientes, cortadas a los 100-150 m, por 3 o 4 potentes escalones  de morenas laterales todavía intactas. L entrada oriental del canal está obstaculizada  por altos fondos e islas donde los depósitos fluvio-.glaciares inclinados hacia el E se apoyan sobre rocas perfectamente pulidas (nunatak de la isla Snipe por ejemplo). La reconstrucción parece fácil: la primera fase glaciar, la más poderosa, ha alcanzado el arco formado por las islas Lennox-Nueva-Bahía Slogget (Glaciar de Lennox de Caldenius). Quedan hoy estas islas correspondientes al vallum morenitico recortado en tres secciones por las descargas fluvio-glaciares, y la alta vertiente con morenas suspendidas. En la segunda fase, después de una interglaciar árido testimoniado por los depósitos salobres de la isla de Gable, el emisario de la calota de Darwin no pasa Harberton. Corta a favor del reflujo el lecho actual del canal, inundado después por la transgresión marina postglaciar. El canal de escurrimiento (el actual Paso Mac Kinlay), rechazado hacia la vertiente 5 (isla de Navarino) pro la confluencia del glaciar de Larsiparsahj, permite hoy el acceso al canal  a pesar de la gran masa de depósitos glaciares y fluvio-glaciares que forman un verdadero tapón a la altura de la isla Gable. Sin duda con esta historia en dos episodios debe relacionarse también el corte en dos secciones de los valles  Carbajal-Tierra Mayor. El ahuecamiento axial que divide al macizo en dos cadenas data, según parece, de la primera gran fase glaciar. La segunda glaciación no tenía el volumen de la primera, sobre todo río abajo, donde las altitudes generales disminuyen; de allí, un dispositivo en dos secciones escalonadas  de ambos lados del cierre (verrou) de Tierra Mayor. La parte inferior se inscribe profundamente en el antiguo valle, donde se une la extremidad d ela lengua glaciaria de Gable. Río arriba se producía una excepcional concentración de hielo, en el pie de las altas cadenas, en una verdera cuenca de acumulación rodeada de amplios circos. Desde allí los hielos se escurrían simultáneamente hacia el glaciar inferior (de Larsiparsahj) por arriba del verrou y hacia el glaciar paralelo de Beagle, al S, por el umbral de Olivia. En el momento de la retirada de los hielos, los dos elementos jugaban su papel separadamente sobre ese umbral; así el verrou mantiene río arriba espesos depósitos abandonados durante la retirada de la lengua glaciaria más importante, la de Carbajal. La evacuación de las aguas de deshielos de tipo fluvio-glaciar puso en evidencia el umbral lateral menos obstruido; dando nacimiento al potente torrente Olivia, que desemboca en el mar a algunos kilómetros de Ushuaia. Es allí donde se sitúa hoy el eje de penetración hacia el interior, mientras que el verrou de Tierra Mayor está franqueado solamente por un pequeño arroyo que forma el río Larsiparsahj.
Se podría evocar una historia del mismo tipo en la génesis del lago Fagnano. El valle glaciar primitivo, orientado de O a E se lo ha encontrado cortado en dos trozos después de la segunda glaciación y de los procesos fluvio-glaciares que la acompañaban. Oa parte superior, cavada muy profundamente, ha sido recubierta directamente por la transgresión marina postglaciar, lo que ha determinado la Bahía del Almirantazgo; la parte inferior, aislada a pesar de su profundidad, por el umbral de Azopardo, que la separa de la cuenca superior primitiva, ha sido llenada por las aguas de fusión de un enorme bloque de hielo. El lago así originado, a 252 m de altura, tiene su salida hacia el W por inversión del antiguo drenaje a través del umbral de Azopardo. Al E, donde el vallum morénico está perfectamente conservado, no se presentaba ninguna salida. Sin duda se ha producido un ligero movimiento bascular levantgando la parte oriental después de la retirada de los hielos. Se observan en efecto, depósitos lacustres sobreelevados y basculados cerca de la ruta 3.

Estos son solamente los elementos más característicos de una evolución geomorfológica ligada al extraordinario desarrollo de los fenómenos glaciarios en la parte meridional de la isla. De estos procesos, el ahuecamiento de la masa montañosa y la multiplicación de los umbrales rebajados son, desde el punto de vista de las facilidades de acceso y la circulación, las felices consecuencias. Pero los más recientes episodios climáticos, postglaciares y actuales, marcan también el paisaje. Son la base de una diferenciación muy cklara de las posibilidades de instalación humana entre l llanura del N y la montaña del S.


No hay comentarios: