Las fuerzas españolas pasaban a ser las
únicas que controlaban en ese momento en archipiélago de Malvinas, que había
vivido momentos de convulsión dada la presencia simultánea de franceses e
ingleses.
Durante algunos años se habló de pactos
secretos ligados al abandono inglés, donde se salvaba el honor británico y se
comprometían a no menoscabar la soberanía española en la región.
Pero a las luces del tiempo, y de los
conflictos que vendrían entre Buenos Aires y Londres tras el desalojo de 1833,
no aparecerán tales pactos los que serán requeridos con los años a la
cancillería española, y menos aún –lo intereses al contrario estaban en juego-
en el Foering Office.
En la imagen: Restos de Puerto Ermont. Wikipedia.
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