Porto Stanley, 13 de Mayo de 1888.
Muy querido
Sr. D. Miguel Rua:
Hállome
todavía aquí, en compañía del sacerdote Diamond, en esta misión de las islas
Malvinas. Desde el día 20 del mes pasado, que desembarcamos aquí hasta hoy,
pude comprender a fondo las grandes necesidades de esta población católica en
medio de tanta gente protestante.- ¡ Qué consuelo para tantas familia el poder
oír la santa Misa , confesarse y mandar
sus niños á aprender el catecismo ¡ Hasta ahora el misionero estaba algunos
días aquí y después se iba a otras
islas, lo cuál era un mal muy grande, porque teniendo los protestantes su
hermosa iglesia y un ministro siempre fijo, algunos católicos se unían de vez
en cuando á ellos y, ya por ignorancia ó por comodidad,
mandaban sus niños á ellos para que los bautizasen y contraían
matrimonio en presencia del ministro.
Hemos arreglado ya uno de estos matrimonios y
estamos trabajando para arreglarlos todos, agrandando así en esta tierra el reino del Señor. Se explica el catecismo
dos veces á la semana, en la capilla católica,
á los niños y niñas, dáse la bendición
todos los Miércoles y Domingos y se celebran las acostumbradas funciones de nuestras casas. En dos Domingos
hemos visto ya considerable aumento de fieles, y hasta algunos
protestantes han asistido últimamente á
las funciones de la tarde. María Auxiliadora nos ayudará a salvar tantas y tantas almas, especialmente
en este mes dedicado a Ella.
Ahora
es tiempo de invierno, todo está cubierto de nieve; sufrimos vientos fríos y
frecuentes lluvias. Actualmente tenemos alquilada la casa donde vivimos,
teniendo que pagar 37 pesetas y 50 céntimos cada semana.
Si
estuviese autorizado compraría un terreno de unos veinte metros de largo por
ciento de ancho unido al de la iglesia,
y edificaría una pequeña casa y escuelas…
Suyo afmo. En J. y M.,
José Fagnano, Pbro
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