i) Han de cuidar que los
navíos en que vayan cargados los mantenimientos y las demás cosas para el
armazón no vayan sobrecargados.
ii) Una vez dejado el puerto
de Sevilla, ambos capitanes de la Armada han de llamar a los capitanes de los
navíos, pilotos y maestres y darles las cartas que deben tener hechas con este
fin, las que señalarán el derrotero de la expedición.
iii) Habrán de dar a los
reyes o señores de las tierras que descubran algún presente en señal de
amistad.
iv) Los dos capitanes de
la armada, Magallanes y Falero, no han de desembarcar en tierra descubierta
para que no reciban daño, sino enviar a sus oficiales u otras personas
convenientes al caso. Si algún rey de alguna tierra no quiere hacer concierto
ni paz sino con ellos, uno de los dos capitanes de la Armada bajará a tierra,
tomando rehenes.
v) Toda la gente ha de
ser tratada "bien
amorosamente", y los
heridos curados y visitados por los dos capitanes de la Armada, sin que
consientan éstos que les sean cobrados honorarios a los enfermos por los
cirujanos y físicos.
vi) Han de procurar
hacerse con intérpretes o lenguas para hacer uso de ellos en otros territorios,
los cuales serán muy bien tratados y vestidos.
vii) Todos los miembros
de la Armada han de ser notificados de que no pueden vender armas en tierra, so
pena de perder todos los bienes, debiendo ser además castigados por los
capitanes de la Armada.
viii) Queda prohibido
jugar a naipes o dados.
ix) Asimismo, el monarca
da poder a Magallanes y Falero para que puedan castigar con las penas que crean
convenientes a los que se nieguen a obedecer sus órdenes.
x) También les da poder
para que puedan delegar, en tierra y en mar, en lugartenientes, escogidos entre
las personas que crean más habiles para el oficio.
xi) Habrán de tener mucho
cuidado en que en la Armada no vaya ninguna persona que conocidamente tenga
costumbre de renegar.
xii) Si encuentran en su
derrotero, y dentro de los límites de la jurisdicción castellana, alguna nave
de Portugal, le requerirán para que dejen los límites de la demarcación de
Castilla, pues es también voluntad del monarca luso que sus naves no descubran
dentro de los límites castellanos, como recíprocamente es voluntad del monarca
castellano que sus súbditos no descubran en los territorios que pertenecen a
Portugal por los tratados concertados entre ambas Coronas.
De la imagen: Retrato del militar y navegante portugués Fernando de Magallanes (1480-1521). Este retrato es una variante recortada de la copia que se guarda en el Museo Naval de Madrid; el original, según Vargas Ponce, estaba en 1787 en la casa del canónigo de la catedral de Toledo Felipe Vallejo; fue de esa pintura que Fernando Selma sacó el grabado que figura en la Relación del último viaje al Magallanes (Madrid, 1788). El origen de estas tres obras posiblemente está en una pintura del siglo XVI que existía en la galería del duque de Florencia, atribuida a la escuela de Ángel Broncino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario