Con Lobito en El Paseo de La Plaza.

El primer encuentro fue temprano -en Río Grande las diez de la mañana es temprano- estaba cerca de Limphogar comiendo un enorme trozo de pan dulce, mientras dialogaba con gente que hacía descarga de mercaderías desde un camioncito.  Nos saludamos con un gesto.

El segundo encuentro fue una hora más tarde -a las once "La hora fueguina"- luego de haber conseguido estacionamiento en un regreso a la radio, en un lugar cercano a donde lo había visto antes.

Nos saludamos a los gritos, calle de por medio, pero como eso no es conducta de caballeros -y menos a las puertas de una escuela- nos encontramos y caminamos cincuenta metros.

Caminamos y conversamos:
-¿Cómo andás vos?
-Mejor. ¡Siempre mejor! Aunque no alcance a estar bien. ¿Y vos?
-Ando medio cagado.., de las piernas. Tengo unas varices que me han comido las piernas y por eso camino como vos. Pero me han dado un pensión con invalidez y estoy esperando comenzar a cobrarla.

Lobito me mira al rostro y luego retira la vista. Yo lo examino porque a los pocos metros de caminar nos detuvimos para facilitar la conversación. En la mano derecha el pulgar a dejado crecer una uña enorme, como si fuera un pájaro. Tiene la dentadura carcomida y vuelve a conversar:
-Estoy cagado.., me dicen que tengo que dejar de fumar, pero no puedo.

Ha cumplido 57 años el pasado 12 de marzo y con ello advierte:

-Los de Piscis somos así. ¿Porque vos sos pisciniano?.
-De Aries, Aries es mi signo.
-¡Y los dos somos peronistas! ¿Cómo estás viendo al partido?
-Pero algo hay que hacer por la unidad, yo se que se están juntando los cabezones para sacar adelante la candidatura de Danielle a goberntador, y tienen buena plata para sacarla adelante. Pero se necesitan muchos nombres, en cargos estratégicos para sacar la lista adelante.
-Y vos..¿cómo te estás llevando con los compañeros?
-¿Yo? ¡Bien! ¡Quién puede decir otra cosa!
-¿Y por el Concejo Deliberante como andás?
-Hoy todavía no fui, pero tal vez luego pase por ahí!
-Y ese problema que tuviste el otro día...
-Nada, nada puedo decir:¡secreto de sumario!

Lobito pase su indigencia por las calles de Río Grande, en otro tiempo se hablaba de cierta condición de puntero político, de figura pintoresca ligado a la cotidianidad del cuerpo deliberativo municipal.

-¿Me han dicho que por las noches se te ve por el hospital?
-Alli estoy. Siempre cerca de la gente que te pude necesitar. A veces llegan mujeres, solas, con niños, familias, con sus dolores y sus miedos. Y no saben que puerta golpear. Yo estoy por si necesitan una mano, una orientación.

Ya para esto estábamos en la esquina, donde sacamos la foto del Paseo, con Pedro Barbera que doblaba a gran velocidad -caminando a gran velocidad- se cruzaron risas y gritos, un calificativo que en otro momento era aplastante, pero que en esta era un juego: ¡Traidor!

En la esquina mira el enorme edificio que se está levantando:
-La otra vez casi me matan. pasaba por aquí y se cayó una barreta..
-Una señal que tenés que estar vivo.

Hizo un ademán como para buscar otro cigarrillo en la campera, pero quedó ahí, en el gesto.

-Vos te vas para el Concejo y yo vuelvo a la radio.
-Allá lo tengo a mi gran amigo: el compañero Chiquito Martínez.-Su rostro se ensombrece, sus ojos se iluminan. -Un día de estos quier ir a hablar a la radio, pero por ahora no.
-Esperemos que pase Semana Santa.
-Si, esperemos.  No es bueno que con lo que diga -por ahí- la gente confunda la política con la religión. Aunque la política -para mí- es mi religión.
-¿Necesitas algo?
-Hoy ya nos vimos dos veces. Si nos vemos una tercera vez nos vamos a tomar y comer algo juntos, por ahí.


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