El conjunto de los alumnos se sentó a escucharnos, y como primereamos en la tarea, reflexionamos sobre el rol de la comunicación en estos tiempos de golobalización, y la "Galaxia Gutemberg" que está hace 500 con la grandes transformaciones de la imprenta.
Era también el Día Mundial del Libro y de los Derechos de Autor, así que todo invitaba a irnos por las ramas.
Los alumnos atentos participaron sobre nuestras reflexiones como escritor abriendo paso a una suerte de presentación de mi novela HASTA EL PRÓXIMO RECUERDO, eligiendo al azar -ellos ya sabían que tiene 80 fragmentos- al azar decimos: dos números, siendo estos los capítulos en ser leídos.
Nos sentimos alagados por sus aplausos.
FRAGMENTO 052
Antes de leer estas humildes espresiones le
pido encarecidamente me disculpe por si cometo una indiscripción al dirigirme a
Ud, le ruego que la haga por el amor a quienes de dieron el ser en la más
absoluta reserva que pude guardar su distinguido y beneplácito corazoncito.
Señorita desde el primer día que la conocía a
Ud. no he podido borrar su imagen de mi memoria, a tal extremo que mi corazón
me exiije día a día a que esprese a Ud. mis sentimientos, para hací recalzar entre ambos una amistad íntima.
No creyéndome con el valor necesario para
declararle mi pasión me he valido de la pluma para hacer llegar asta Ud. mis
más humildes sentimientos. Esperando su contestación me despido de Ud. su fiel
admirador.
Domingo 22 de noviembre de 1951.
“Un día cuando ya
estaba preparada la boda, incluso con parientes que venían de otras
localidades, apareció el cordobés”.
“Entró vestido de
gaucho, en un hermoso caballo enchapado en plata como no he visto otro”.
“Venía del lado norte,
y a quien le preguntaba decía lo hacía cabalgando desde Córdoba”.
“Cuando encaró por San
Martín ya la noticia había llegado al hotel”.
“La tía la recibió
como un baldazo de agua fría; pero se sobrepuso, dejó su costura en la silla y
salió a ver si era cierto a la puerta del establecimiento”.
-“¿Y ahora llegas,
Bógami?. Se miraron desde lejos diciéndose con los ojos cosas que podemos
imaginar. -¡Mujer! El viaje fue largo. Vengo a instalar una carnicería para
trabajar como proveedor de los petroleros. Ya no soy más de la empresa”.
-“Y yo no soy mas
tuya. No me iba a pasar la vida esperando. ¡Si al menos me hubieran mandado una
carta!.
-“¿Y que carta te voy
a enviar mujer?, ¡si yo no se escribir!
“De pronto el viento
de siempre desapareció, los curiosos se sintieron incómodos y los fueron
dejando solos. Parece que siguieron hablando un buen rato, en buen tono, pero
al final el jinete se fue. Dejó atado al palenque al hermoso caballo con su
lujosa platería. Nadie lo tocaba. Al día siguiente la tía mandó que le dieran
agua y de comer, eso lo hice yo. Al segundo día me pidió que encontrar alguien
que se lo llevara de vuelta. Yo se lo pedí a Chinchorro”.
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