En secuencia volvemos al escrito de Graciela Santamaría que nos sitúa en los albores de la aviación austral.
Ya,
en 1918, funcionaban varios aeródromos privados, solventados y estimulados por
los aeroclubes, y se presentaba la oportunidad de utilizar la actividad aérea
como un factor comercial: transporte de correspondencia y traslado de personas.
Así surgieron varios proyectos de compañías extranjeras para instalar servicios
regulares.
Entre los ofrecidos hacia la Patagonia y Tierra del Fuego estaba el presentado
al Gobierno el 20 de febrero de 1919 por los representantes de la Sociedad
Anónima Británica Handley Page Limited, el Maor de la RAF Ivon M. Bellaris y el
Sr. Mario Beccar Varela, que proponían el establecimiento de un servicio
regular de pasajeros, carga y correo desde Buenos Aires hacia otros países
(Brasil y Uruguay) y a las provincias de Córdoba y Tucumán. Estaba en sus
planes la extensión de la línea a Bahía Blanca y más al Sur. Disponía de
biplanos ingleses de 110 a 160 kms. de velocidad con capacidad para 40
pasajeros y con 600 kms. de autonomía de vuelo. Pero este proyecto no prosperó. (1)
Las estaciones, en un total de 164, estaban divididas en categorías: 7
estaciones principales, 9 de primera categoría, 22 de segunda categoría y 126
auxiliares.
Las pistas de Tierra del Fuego estarían comprendidas en la categoría de
auxiliares, con una inversión aproximada de $24.500 cada una.
El proyecto establecía las dimensiones que deberían tener los campos de
aviación: 600 x 600 y las pistas: 400 x 400 ambas, como mínimo. Además fijaba
las comodidades con que contaría el personal y las ayudas meteorológicas
necesarias. Determinaba, por último, que podían ser utilizados por la Aviación
Civil.
El Ministro del Interior envió el Proyecto a los Gobernadores
interesados y recibió un total acuerdo. (5)
El 17 de agosto de 1922 se presentó otro Proyecto que no prosperó. Fue
el originado en el SERVICIO AERONAUTICO DEL EJERCITO que proponía un servicio
aéreo regular con puntos extremos en Carmen de Patagones y Ushuaia, formulando,
coincidentemente, un pedido de crédito por un millón y medio de pesos. (6)
Sin embargo hubo logros muy importantes en este año de 1922. El Dr.
Agesilao Milano creó el Primer Gabinete Sicofísico para realizar el examen
periódico de los pilotos, verdadera avanzada de nuestra medicina aeronáutica, y
se creó la Primera Unidad con misión específica de carácter militar,
estableciéndose que su lugar de estacionamiento sería la base El Palomar. Era
el Grupo Uno de aviación.
Por decreto del 28 de mayo de 1923, el Presidente de la Nación nombró
una comisión para preparar un proyecto de ley que regulara el tráfico aéreo.
Dicha Comisión estaría formada por: “el Director del Servicio
Aeronáutico del Ejército, Teniente Coronel Luis A. Cassinelli; el Director de
la Escuaela de Aeroestación Naval Teniente de Navío Ricardo H. Fitz Simón; el
Asesor Letrado de Territorios Nacionales Dr. Isidoro Ruiz Moreno y el Ingeniero
de la Dirección General de Ferrocarriles Ing. Enrique Maligne.
“Art.
3º: El proyecto resultante con sus fundamentos, será entregado al Ministerio de
Guerra dentro de los sesenta días de la fecha.
“Art.
4º: El presente decreto será refrendado por los Ministros Secretarios de Estado
en los Departamentos de Guerra, Marina, Interior y Obras Públicas. (7)
Dos meses antes de finalizar la Primera Guerra Mundial el Sr. Pierre
LATECOERE fundó la Compagnie Generale D´Enterprises Aeronautiques con el
propósito de unir Francia con América del Sur por vía aérea. Esta Compañía,
nacida en lejanas tierras, quedará por siempre vinculada al desarrollo
aeronáutico del sur del país.
En enero de 1925 arribaron al Aeródromo Militar de El Palomar,
provincia de Buenos Aires, tres biplanos Breguet XIV H.2 – Renault 300 HP
comisionados por la Compañía francesa para estudiar la ruta sudamericana. Los
pilotos fueron: Paul Vaclet Etienne Lafay y Víctor Hamm.
El 8 de febrero de 1927 el representante de la empresa Latecoere en
nuestro país, don Vicente Almandos Almonacid, (EN LA FOTO) suscribió un contrato con la
Dirección General de Correos y Telégrafos de la nación para el transporte de
correo aéreo a Europa, contrato que fue aprobado por superior decreto del 10 de
junio siguiente. El 22 de noviembre Líneas Latecoere dio comienzo a sus
servicios experimentales, desde el aeródromo General Pacheco, Argentina, hasta
Francia, contando con la autorización de la Dirección General de Correos y
Telecomunicaciones de la Nación y de la Dirección de Aeronáutica Civil
(Repartición ésta dependiente del Ministerio de Guerra)
Debido a la labor del incansable Vicente Almandos Almonacid, Líneas
Latecoere constituyó el 5 de setiembre de 1927, una sociedad filial, denominada
AEROPOSTA ARGENTINA, S.A. (8). Aeroposta se encargaría de todos los servicios
aéreos que se desarrollaran en cielo argentino, asignándosele un capital de 5
millones de pesos moneda nacional. Por superior decreto del 27 de febrero de
1929 se autorizó a la AEROPOSTA ARGENTINA
S.A. para establecer un acuerdo con Correos y Telégrafos para el
transporte de correspondencia “VIA AEREA” hacia el interior de la República
Argentina y los países limítrofes.
De sus cuatro servicios regulares el del sur lo inició el 1º de
noviembre de 1929 uniendo Bahía Blanca con Comodoro Rivadavia con escalas en
San Antonio Oeste y Trelew. El 2 de abril de 1930 prolongó la línea llegando a
Río Gallegos con escalas en Puerto Deseado,
San Julián y Santa Cruz. Este servicio fue suspendido el 28 de junio de
1931.
La crisis de la Compagnie
Generale Aeropostales, como se denominaba oficialmente a la Línea
Latecoere, la llevó a entrar en liquidación el 31 de marzo de 1931 (porlo que
la Aeroposta Argentina S.A., sin el gran apoyo que recibía de aquélla, debió
suspender definitivamente sus
servicios). En estos vuelos se utilizaban inicialmente los monoplanos LATECOERE
25 Renault 450 HP y los 26 de igual motor y potencia: los primeros mistos para
correo y cuatro pasajeros, y los segundos, postales únicamente. (9)
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