Todo chico que está aprendiendo, no comete errores de ortografía,
forma parte de su aprendizaje: es como cuando está aprendiendo a andar en
bicicleta, a veces se cae.
Consideramos faltas de ortografía una vez que el chico pasa a tercer
grado y el maestro da las reglas ortográficas.
Si tengo un chico que escribe con todas las letras y le digo que escriba
'rosa' y lo pone con dos erres, la posibilidad es dar la regla o dejar que la
descubran. Por ejemplo, que busquen palabras que empiecen con dos erres. Eso es
algo que no se lo van a olvidar más. Es mucho menos efectivo que yo me pare
como una maestra ciruela y que no escriban dos erres al empezar una palabra por
miedo al error", cuenta la maestra.
Irina Garbuz agrega que "en primer grado lo importante es que
aprendan a leer y escribir. En segundo grado se empieza a trabajar con la
ortografía poniendo al chico en contacto con diferentes textos,
problematizando.
Un ejemplo es el Multilibro de Ana María Kaufman en donde se dan
distintas opciones con 's' ó con 'z' y el chico tiene que ir eligiendo. Se dan
juegos de palabras, familias de palabras. El tema es no repetir de memoria
'antes de 'p' siempre 'm' escribirá".
La necesidad de encontrar los mejores caminos para enseñar a leer y
escribir es un dato que se corrobora con los datos. Emilia Ferreiro plantea que
"a pesar de cientos de prometedoras declaraciones de compromiso nacional e
internacional la humanidad ingresa al siglo XXI con unos mil millones de
analfabetos en el mundo (mientras que en 1980 eran 800 millones). Los países
pobres no han superado el analfabetismo; los ricos han descubierto el
iletrismo. En qué consiste ese fenómeno que hacia 1980 puso en estado de alerta
a Francia, a tal punto de movilizar al ejército en la 'lucha contra el iletrismo?
El iletrismo es el nuevo nombre de una realidad muy simple: la escolaridad
básica universal no asegura ni la práctica cotidiana de la lectura, ni el gusto
por leer, ni mucho menos el placer por la lectura. O sea, hay países que tienen
analfabetos (porque no aseguran un mínimo de escolaridad básica a todos sus
habitantes) y países que tienen iletrados (porque, a pesar de haber asegurado
ese mínimo de escolaridad básica, no han producido lectores en sentido
pleno)".
La complejidad del proceso pone nuevamente a la escuela y a los maestros
en el centro de un escenario donde el 'saber' docente para orientar a los
alumnos es clave.
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