Escribo su nombre y
pareciera que ese acento colocado en la última letra, acento invertido para
nuestro uso común, se sintiera desplazado como en la inercia en una marcha a
gran velocidad. Y es porque de Andrea se impone su voz, y luego su sonrisa.
EL Tano vive entre
nosotros desde 1993, dejando atrás un cuarto de siglo juvenil, por Italia y por
el mundo.
Aquí formó hogar con
la fueguina Claudia Vargas, fueguina con ancestros itálicos por parte de su
línea materna: los Rogolini.
Se ha hecho conocer
en el mundo del petróleo, de la música, de algunos negocios.., en nuestra práctica del taichi chuán.
Lo de la música está
ligado a su condición de baterista, y con ello “La scopata in trío”.
Cada tanto vive la
experiencia de volver con los suyos, y después el regreso…
En el último de
ellos tomó avión en Milán, a donde llegó acompañado de su hermano, y su
padrastro que lo despidieron a grandes voces; es decir al estilo del país, lo
que sería para nosotros casi a pleno grito.
A pesar de tomar
distancia de esa parte de su vida lo podría tener un poco tristón –este sería
un estado de ánimo para argentinos de lo cual Andrea ya tiene mucho a su haber-
a pesar de todo Suà encontró en el vuelo de Alitalia otros como él que se
expresaban entusiastamente.
Tras la escala en la
capital de su país vino el largo viaje: Aerolíneas Argentinas, trece horas de
vuelo hasta Ezeiza.., aquí en el pasaje ya había presencias internacionales y
nacionales, y Andrea y su alta voz encontraba algunos pares que venían,
hablando como él, alertando un poco al resto los viajeros.
El tramo final hasta
Río Grande fue diferente: ya era el único itálico entre todos los que venían.
Su voz tronaba en el apretado recinto de la nave. Tal vez quiso aminorar su
volumen, pero no era fácil, venía de allá.., y la voz es su gesto de identidad
y su señal de entusiasmo ante la vida.
Su compañero de
travesía, el del asiento de al lado, se sobresaltaba cuando dialogaba con él, y
lejos estaba de pensar siguiera en poder darse un sueñito en las casi tres
horas de viaje..
Y así llegó con su
alta voz a estar nuevamente entre nosotros.
Él es un vecino
cercano, aquí en la calle Obligado.
Nos encontramos de
supermercado, yo me agachaba para conseguir una oferta que como ocurre siempre
están allá abajo, en el lugar más incómodo; allí me sorprendió atronando una
advertencia: -¡Que no te agarre “il colpo
de la strega”. Y luego vino la explicación del término porque él, al menos
conmigo, siempre enseña algo acerca de su identidad cultural. “Il colpo de la
stega”, es el golpe de la bruja, denominación que se da cuando alguien puesto
en una situación corporal extrema luego no puede enderezarse. Como si recibiera
una maldición.
Cada tanto le
pregunto sobre el significado de Scopata, con que se identifica su banda, pero
no hay caso.., después no me acuerdo.
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