No hace mucho una
amiga decidió usar la red social para vender algunos libros que ya tenía como material
de descarte.
Se había iniciado en
la fotografía con una cámara Minolta que perteneciera a su padre y la cual
había quedado obsoleta exigiendo la compra de una moderna cámara digital. Para
la inversión –estimada en aproximadamente 15 mil pesos- le pareció oportuno
vender cien libros, a ciento cincuenta pesos cada uno.
Indicaba la
transacción no fue dado a conocer, tal vez por ello la primera pregunta que
recibió fue:
1.- Qué te pasa que
estás vendiendo tus tesoros?
La respuesta la dio
por mensaje privado y luego vino una pregunta de otro remitente:
2.- Yo te compro
tres, pero si me los dejás a 300 pesos.
Aquí no respondió
esperó ver lo que pasaba. Y no pasaba nada, hasta que hubo otra reacción.
3.- Yo tengo tal libro
de fulano de tal, ¿porque no vendés ese otro que me dijiste que te gustó mucho
más?
4.- Che ese libro que tenés a la venta, ¿no es el
que te presté yo?
5.- Me guardaría esa
novela, que ahora estoy de viaje..
6.- De que trata tal
libro.. Aquí contestó como para que lo leyera todo el mundo.
6bis.- Ah! Pensé que
se trataba de otra cosa.
7.-A tu ahijadita
del alma ¿que le vas a regalar?
Pasada una semana
desempolvó su casi recargada tarjeta de crédito y concurrió a la casa
fotográfica para diligenciar la compra de la cámara de sus sueños.
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