Destaca también las
grandes necesidades de galleta, carne, vestidos y misioneros que se requiere
para que progrese la empresa misionera entre los indios de los canales y
archipiélagos fueguinos.
“Y corrio la voz en
todas las islas, en todos los canales del archipiélago, de que en la Misión hay comodidades para
vivir, mucha galleta, mucha carne, vestimenta y misioneros (buenos capitanes)
que atienden y reciben con gusto a todos los indios”.
En esa fecha
del año 1890 desde Punta Arenas Monseñor Fagnano informaba a Don Rúa, el primer
sucesor de Don Bosco sobre el estado de la obra en este confín:
El año de 1889 ha sido fecundo en
resultados para el bien de nuestras misiones.
El 8 de diciembre,
consagrado á la
Inmaculada Concepción , concluimos las fiestas con que para
honrarla celebramos todo un mes. En la mañana se hizo la comunión general, esto
es, de más de cien personas, con asombro del país entero que jamás había visto
cosa semejante.
¡Y con que devoción y
recogimiento llegaron todos al altar!
A las diez celebróse
una Misa cantada con toda solemnidad, acompañada con canto y armonio por las
Hermanas de María Auxiliadora.
A las 2 p. m. tuvo
lugar la procesión.
Delante de las andas en que se hallaba colocada la estatua de
María, iban las alumnas del colegio de las Hermanas, y luego toda la población
agrupábase tomando parte en esta demostración de afecto á la Santísima Virgen.
¡Qué cambio en solo
dos años!
A la verdad que esta
función me ha hecho recordar las que con todo esplendor se celebran en
Santiago, Valparaíso y Concepción.
La iglesia, adornada
con exquisito gusto, estaba llena de bote en bote.
Don Beauvoir; que de
vuelta de las misiones, nos prestó gran ayuda para confesar y atender á los
niños, no podía dejar de expresar su asombro al observar el gran aumento de
piedad, la frecuentación de los sacramentos, la concurrencia á la Iglesia y la hermosa
celebración del Mes de María.
¡Sea por todo albado
Nuestro Señor y la Sma.
Virgen !
Fuera de la ciudad
del estrecho los salesianos tenían su establecimiento en isla Dawson y
programaban levantar uno similar en territorio argentino, mirando a las costas
del río Grande.
Es el año 1890 y José
Fagnano –Prefecto Apostólico- dirige carta a Don Miguel Rúa, superior de los
salesianos y primer sucesor de Don Bosco en los que da cuenta del estado de las
misiones en la región fueguina:
En cuanto á la Misión de San Rafael manifiesto
es el progreso que alcanza. Espero que muchos salvajes llegarán en este mes,
pues ya ha corrido laa voz en toda la isla y en todos los canales del
Archipiélago que la Misión
presenta gran comodidad para vivir; que hay abundancia de galleta, carne, vestidos
y buenos capitanes (nombre que dan á los misioneros) que reciben con placer á
todos los indios.
He enviado allá un
barco con galleta, harina, porotos, arros, papas, cubiertas de lana, vestidos,
etc., y espero que dentro de poco volverá trayéndome noticias circunstanciadas
de los misioneros, de los neófitos y salvajes. ¡Ah si no escaseáran los
recursos cuánto mayor bien podríamos hacer!
Otra consoladora
noticia es la que nuestro Oratorio Festivo – y aquí vuelve a dar noticias de
Punta Arenas- es frecuentado por numerosos chicos. Tenemos ya no menos de 100
inscriptos, y á las Hermanas ocurre otro tanto con la atención de las niñas
pobres.
Oramos y esperamos.
Estas son, amado Don
Rua, las noticias que ocurre darle sobre esta misión.
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