Orden de degüello de onas.


Mauricio Braun, empresario magallánico había solicitado protección al Gobernador de Punta Arenas, refiriéndose al robo de lanares.

El 1 de junio del año anterior ya había formulado en correspondencia al  gerente de la Sociedad Explotadora de la Tierra del Fuego donde señalaba “nosotros convinimos en dar una libra esterlina por cada indio que enviáramos a las misiones”, haciendo referencia a las instaladas por Fagnano, el sacerdote salesiano, en Isla Dawson y Río Grande. Pero indicando a la vez “Yo pienso que es el modo más barato para deshacernos de ellos, más corto que dispararles, lo que es más censurable”.

Por todo esto el gobernador de Punta Arenas mandará a capturar a los cazadores fueguinos, en tanto se señala que el gobernador argentino, con la policía puesta en esta tarea, dio la orde de “degollar a cuanto ona encontraran”.

Entonces gobernaba en Ushuaia Pedro Godoy, el jefe de la policía territorial era Ramón Lucio Cortés, y el comisario de Igarzabal se encontraba en Río Grande.

Esta terrible afirmación figura en carpeta de Mauricio Baun a Mc Clelland, dada en un día como hoy, 29 de enero de1896, y contenida en el volumen 7, folio 219-20, archivo Marucio Baun Hamburger, del Instituto de la Patagonia”.

Esta correspondencia reveladora pasó de las manos privadas donde se gestó a poder del estado chileno, cuando se desarrolló en el vecino país –por los años 70- la reforma agraria que extinguió el latifundio lanero, ganadero.


La terrible cita del degüello figura en EXTINCIÓN INDIGENA EN LA PATAGÓNIA del escritor José Perich Slatar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Mingo!

La llegada de Mauricio Braun

Mauricio Braun había nacido el 19 de agosto de 1865 en Talsen. Actualmente, Talsen (o Talsi) es la ciudad capital del municipio del mismo nombre (creado en 2009), situado en la región de Curlandia, al Oeste de Letonia. Al momento del nacimiento de Mauricio Braun, Talsen era solo un pueblo, y Curlandia (o Kurlandia) por aquel entonces formaba parte del Imperio Ruso.

Sus padres eran Elías Braun y Sofía Hamburger. La familia – integrada por Elías, Sofía y sus hijos Mauricio (Moritz), Sara y Oscar – emigraría a Sudamérica. Se trasladaron en un carro hasta el puerto de Libau, desde donde partieron primero a Londres. Allí, un buque mercante los trajo hasta Buenos Aires; luego llegaron a Asunción, ciudad donde nacería la segunda hija del matrimonio, Ana, en enero de 1873. A fines de ese mismo año volvieron a Buenos Aires, donde Elías escuchó una noticia que llamó su atención: el gobierno de Chile realizaba un ofrecimiento público a extranjeros para colonizar el territorio de Magallanes. Se pensaba en habitantes del norte de Europa, ya que se creía que su adaptación al clima austral sería menos complicada. Fue así que la familia viajó primero a Montevideo, y desde allí zarparon en el buque alemán Sakkara. Luego de seis días de navegación, arribaron a Punta Arenas el 7 de enero de 1874. Con ellos iba también un grupo de colonos.

La Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego

En los orígenes de la formación de la llamada Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, además del mismo Mauricio Braun, debe consignarse también la figura de José Nogueira, empresario de origen portugués. Sara Braun, hermana de Mauricio, en 1887 contrajo matrimonio con José Nogueira.

José Nogueira tenía la idea de extender la explotación ganadera emprendida en 1878 en las riberas del Estrecho y continuada con éxito en las costas u serranías de la Isla Grande de Tierra del Fuego. El interés del empresario portugués provenía de su relación con el explorador Ramón Serrano Montaner, entonces teniente de la Armada de Chile, quien en 1879 había realizado una exploración en el norte de la Isla Grande. Comenzó por desembarcar en Bahía Gente Grande, cruzó las serranías de El Boquerón, siguió por las costas de la Bahía Inútil y divisó luego la Bahía San Sebastián. Mucho tiempo antes, se creía que esta última bahía en realidad no era tal; se pensaba que era un canal que comunicaba el Mar Argentino con el Estrecho de Magallanes partiendo la isla en dos, concepción que aparecía reflejada en los antiguos mapas de la Isla Grande.

A través de su amistad con Ramón Serrano Montaner, Nogueira descubrió las posibilidades que ofrecían los campos de la Isla Grande para la cría de ovejas. A fines de 1883, surgirían los primeros interesados en establecer estancias en la isla fueguina: se trataba de los hermanos Wehrnhan, comerciantes de Hamburgo y Valparaíso, quienes obtuvieron la primera concesión que comprendía más de 100.000 hectáreas alrededor de Bahía Gente Grande (*), desde Bahía Felipe al norte a la Bahía de Porvenir al sur.

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Anónimo dijo...

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En 1889, también en la Isla Grande, José Nogueira y Mauricio Braun siendo socios consiguieron la concesión de 180.000 hectáreas desde la costa del Estrecho a la Primera Angostura, hasta el límite con Argentina, que sería la Estancia Springhill, la cual comenzó a explotarse con el grupo de Waldron & Wood. La Sociedad que resultó concesionaria de esta franja geográfica y que reunía los capitales de Nogueira – Braun – Waldron & Wood se llamó “The Tierra del Fuego Sheep Farming Co.” con sede en Londres.

En 1890, José Nogueira y Mauricio Braun consiguieron otra concesión de similar cantidad de hectáreas, situada el sur de la anterior, desde Bahía Felipe con límite Oeste en la Estancia Gente Grande llegando también hasta la frontera argentina por el Este. La Sociedad que se quedó con esta parte de la isla y que nuevamente reunía los capitales de Nogueira – Braun – Waldron & Wood se llamó “The Phillip Bay Sheep Farming Company”.

Estas dos últimas concesiones ocupaban geográficamente dos importantes franjas de territorio en el lado chileno al norte de la Isla Grande. Por ese entonces, Mauricio Braun tenía solo veinticinco años.

Pero ese mismo año de 1890, llegaría el proyecto de tierras más importante. José Nogueira le solicitó al Gobierno del Presidente José Manuel Balmaceda la concesión de un millón de hectáreas en la Isla Grande para la crianza de ganado lanar. La concesión fue otorgada mediante el decreto del 9 de junio de 1890, el cual consignaba una serie de obligaciones. Mauricio Braun, en sus memorias dejaba constancia de ello:

“En los considerandos del decreto se señalaba como propósito del gobierno, el de iniciar la colonización de un vasto territorio e incorporarlo para convertirlo en una fuente de recursos y progresos económicos del país. Para ello era imperioso, dentro de un plazo de tres años siguientes a la sanción del Decreto, suscribir públicamente los capitales necesarios para juntar recursos, construir, cercar y poblar con animales lanares una vasta zona, especie de provincia” (Braun Menéndez, Armando: “Mauricio Braun, Memorias de una vida colmada”, Gaglianone Establecimiento Gráfico S.A., Buenos Aires, 1985).

Es de interés subrayar esta última línea: “(...) una vasta zona, especie de provincia”. Ciertamente, al observar la superficie a cargo de la futura Sociedad pintada en un antiguo mapa presentado en el texto antes indicado, ésta resulta de grandes proporciones en comparación con el área total perteneciente a Chile en la Isla Grande. Se trataba de un territorio que se extendía desde aproximadamente el centro de la Bahía Gente Grande hasta tierras al sur de la Bahía Inútil.

“Para ello - continúa Mauricio Braun -, tendría que constituirse una sociedad anónima cuyo capital fuese de un millón de pesos. Debían introducirse dentro de aquel plazo 10.000 cabezas de ganado lanar, 200 vacunos y 150 caballares. El plazo de la concesión sería de veinte años al cabo de los cuales la sociedad concesionaria debía restituir al Fisco tanto el terreno arrendado como las mejoras introducidas en el mismo, los inmuebles y semovientes hasta integrar la cantidad de $ 100.000”.


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Anónimo dijo...

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Mauricio Braun se preocupó en buscar capitalistas en Inglaterra, al tiempo que comenzó a comprar alambres, postes, carretas, caballos y fijar contratos con ovejeros y esquiladores. Para ese entonces, le llegó la noticia de la muerte de José Nogueira ocurrida el 21 de enero de 1893 en Arequipa, Perú, donde se encontraba en busca de un clima más benévolo para su salud (**).

Su viuda, Sara Braun, heredó la concesión del millón de hectáreas en la Isla Grande, pero a la vez la responsabilidad de cumplimentar con las obligaciones establecidas en el decreto para no perder la opción a la concesión, la cual vencía el 30 de septiembre de 1893.

Mauritz encontraría los capitales que necesitaba en un hombre de negocios llamado Pedro H. Mc Clelland, representante de la firma Duncan Fox & Cía, quien había llegado a Punta Arenas a bordo del Iberia en camino a Valparaíso. Recordaba Mauricio Braun:

“Lamentablemente el barco llegó ya al anochecer y en la agencia fui informado que de madrugada seguiría viaje. Ni lerdo ni perezoso me dirigí a bordo y pregunté por Mc Clelland. Me contestaron que este se había retirado temprano a su camarote. Rogué entonces que le hicieran saber que Moritz Braun, de Punta Arenas, deseaba entrevistarlo a lo que respondió que lamentablemente ya estaba acostado. Insistí entonces sobre la importancia de mi visita y logré que apareciera en dressing-gown and a bar temper:
- Well, young man, si usted me ha sacado de la cama con tanta insistencia ha de ser por un asunto muy grave.
- Grave no, mister Mc Clelland, pero sí muy importante, como podré demostrárselo si usted me concede unos minutos de su tiempo.

Y me puse a hablarle de la concesión, la sociedad en ciernes y las tremendas posibilidades que se le presentaban a una explotación lanar en gran escala en Tierra del Fuego. Largué todo el rollo frente a su oído atento y penetrante.

- Mister Braun, creo que me ha convencido usted a mi, pero necesito convencer a mi gente. Tome el barco siguiente y hablaremos en Valparaíso con más calma y menos apremio.

Para qué decirles que, a la semana siguiente, zarpaba yo hacia Valparaíso y allí me reunía con el estado mayor de la futura empresa que se denominaría Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, bajo la dirección experta de don Pedro Mc Clelland que oficiaba en lo económico, Leoncio Rodríguez como letrado y yo de ovejero (o sea el único que sabía de ovejas en la reunión)” (Braun Menéndez, Armando: “Mauricio Braun, Memorias de una vida colmada”, Gaglianone Establecimiento Gráfico S.A., Buenos Aires, 1985).

(*) Bahía situada al Noroeste de la Isla Grande.
(**) Los restos de José Nogueira serían enviados a Punta Arenas.

Un saludo Mingo!
Hernán (Bs. As.).-