EVOCACIONES. Enero 1 de 1859. Los misioneros y los canoeros.

El Reverendo Georges Pakenham Despard  arriba a la Tierra del Fuego y entra en contacto con los canoeros fueguinos, dando de los mismos una muy buena impresión.

“Ahora podemos decir, que durante la permanencia nuestra de cuatro semana entre
los fueguinos, no hubo ninguna brecha en nuestra amistad, y salvo en algunos caso
antes mencionados, ningún caso de falta de honradez. Nos hemos movido entre
ellos, a veces hasta 170 de nosotros, sin miedo ni vacilación. Nos hemos internado
en el bosque solitariamente, o de a dos, acompañados por cuatro o cinco de ellos.
Hemos dejado nuestro bote solo durante horas con sólo "el cocinero" a bordo, y no
hemos tenido ninguna razón de lamentar nuestra confianza. Seria innecesario
decir, que nunca llevamos  arma alguna con nosotros a tierra para nuestra defensa. Sus hábitos nos han resultado repulsivos, y su ignorancia nos ha dado mucha pena, aunque intentamos reformarlos, pero no siempre con éxito”.

Pareciera que se estuviera por cumplir los sueños de Allen Gardiner. Es el primero de enero de 1859.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Mingo!

Sobre los canoeros nómades del fin del mundo – los nativos yamanas o yaganes -, más abajo cito algunos pasajes del libro “La vida material y social de los yamanas” referidos a su medio de transporte. Intenté seleccionar los párrafos centrales, los cuales brindan al lector una idea general sobre la canoa yagán. Por supuesto, el libro, que es una recuperación de relatos y noticias de viajeros, misioneros y exploradores que visitaron el archipiélago, aporta innumerables y valiosísimos detalles para un mejor conocimiento de la vida de los yamanas.

En este texto, los autores Luis Abel Orquera y Ernesto Piana distinguen dos tipos de canoas: las canoas de corteza y las canoas monóxilas, posteriores en su utilización entre los fueguinos del sur. Me centraré principalmente en las embarcaciones de corteza, por ser éstas las tradicionales.

a) Canoas de corteza

Thomas Bridges y Martín Gusinde, sostuvieron que los yaganes llamaban a sus canoas “ánan”. Este medio de movilización tenía un rol central ellos:

- Facilitaban los traslados y el transporte. Pese a la inestabilidad del clima y a los riesgos que ello implicaba para la navegación, constituían un modo de desplazamiento mucho más cómodo que los desplazamientos por tierra en una región que se caracteriza por el relieve muy abrupto, troncos caídos, la humedad y otros obstáculos (Wilkes, Charles: “U.S. Exploring Expedition during the years 1838, 1839, 1840, 1841, 1842, under the command of ... C. Sherman”, Filadelfia, Vol. I, 1844; Gusinde, Martin: “Die Feuerland – Indianer. Tomo II: Die Yamana”, CAEA, Buenos Aires, 1986, 3 Vols., 1937).

- Más importante aún: (las canoas) permitían obtener cantidad y diversidad de recursos alimenticios de otra manera no accesibles (Webster, W. H. B.: “Narrative of a voyage to the Southern Atlantic Ocean in the years 1828, 29, 30, performed in H. M. Sloop Chanticleer under the command of the late Captain Henry Forster F. R. S.” Richard Bentley, Londres, 2 Vols., 399 y 398 pp., 1834; Bridges, Thomas: “SAMM 1869. Cartas y fragmentos de su diario personal publicados en South American Missionary Magazine I a XXIV (1867 a 1890)”, Londres). Stirling lo expresó con claridad (Stirling, Waite H.: “SAMM 1870. Cartas publicadas en South American Missionary Magazine I a XXIV (1867 a 1895)”, Londres): “en las actuales circunstancias, la comida puede ser obtenida solamente a condición de pasar la vida remando en canoas en búsqueda de peces, focas o delfines”.

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Anónimo dijo...

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Apariencia

Cuando los yámanas fueron conocidos por los europeos, una de las características más remarcadas en relatos y descripciones fue la posesión de canoas confeccionadas con corteza de árbol, varillas de madera y ataduras de materiales diversos (Forster, George: “Voyage round the world in his Britanic Majesty’s sloop Resolution commanded by Capt. James Cook, during the years 1772, 3, 4 and 5”. Londres, 2 Vols., 603 y 607 pp., 1777; Wilkes, Charles (ya citado, 1844); Bridges, Thomas (ya citado, 1869); Martial, Louis Ferdinand: “Historie du voyage. En Mission Scientifique du Cap Horn (1882-1883), Vol. I.”, edición oficial, Paris, 479 pp., 1888; y otros autores).

Tamaño de las canoas:

- Según Weddell (Weddell, J: “A voyage towards the South Pole performed in the years 1822-1824 containing ... and a visit to Tierra del Fuego with a particular accounts of the inhabitantes, Londes, 276 pp, 1825), tenían 3,75 m. De largo.

- Según Fitz Roy (Fitz Roy, Robert: “Proceedings of the second expeditions (1826 – 1830) under the command of Captain Robert Fitz Roy (R. N.). En Narrative of the Surveying voyages of his Majesty’s ships Adventure and Beagle between the years 1826 – 1836”. Henry Colburn. Londres, Vol. II, 695 pp, 1839) medían 3, 65 a 6.10 m de largo (...).

-Bove (Bove, Giacomo: “Patagonia. Terra del Fuoco. Mari Australi (rapparto del teniente Giacomo Bove, capo della spedizione al Comitato Centrale per le esplorazioni antartiche). Parte I, Génova, 150 pp, 1883) dio como dimensiones 4 a 6 m de largo por 70 a 90 cm de ancho.

- Martial (ya citado, 1888) afirmó que las embarcaciones medían entre 4,50 y 5 m de largo por 0,80 de ancho y 0,70 de altura máxima.


Confección

Los lados y la base de la canoa estaban formados por grandes planchas de corteza. Se daba preferencia a la de guindo o Nothofagus Betuloides (Bove, Giacomo: ya citado, 1883; Lovisato, Doménico: “Appunti etnografici con accenni geologici sulla Terra del Fuoco”. Cosmos VIII (4): 97 – 108 y (5): 129 – 151, Turín, 1884); Martial, Louis Ferdinand: ya citado, 1888; Hyades, Paul Daniel: “Une année av Cap Horn. Le Tour du Monde XLXIX” (primer semestre): 385 – 416. Paris, 1885; Hyades, Paul Daniel y Deniker, J.: “Antropologie et Ethnographie. En Mission Scientifique du Cap Horn (1882 – 1883)”, Vol. VII, edición oficial, Paris, 432 pp., 1891; Bridges, Thomas: “La Tierra del Fuego y sus habitantes”. Boletín del Instituto Geográfico Argentino XV (5 – 8). 221 – 241, Buenos Aires, 1893; y otros autores). La razón era que la corteza de ese árbol – aunque áspera y frágil (Despard, George Pakenham: “Fireland or Tierra del Fuego”, Sunday at home X: 676, 680, 696 – 698, 716 – 718, 731 – 734 y 744 – 748, Londres, 1863) – no se resquebraja tanto como las otras que se podían conseguir en la región (Gusinde, Martín: ya citado, 1937).

Siendo tan común la lenga en aquella parte de la isla, creo que un dato importante es el que los autores recogen de Thomas Bridges, acaso el misionero anglicano que más conoció y trató a los yamanas por haber convivido con ellos:

“(...) Thomas Bridges dejó constancia incidental de que la corteza de lenga era inadecuada para hacer canoas” (Bridges, Thomas: “Yamana – English Dictionary. Manuscrito terminado alrededor de 1879, publicado por F. Hestermann y M. Gusinde con circulación restringida, Mödling, 1933).

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Anónimo dijo...

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La construcción de una canoa insumía en condiciones normales dos a tres semanas (Gusinde, Martín: ya citado, 1933; Gusinde, Martín: “Hombres primitivos en la Tierra del Fuego (de investigador a compañero de tribu), Sevilla, 398 pp., 1951).

La canoa era armada con tres pedazos grandes de corteza: uno como fondo y dos en los flancos (Weddell, J: ya citado, 1825; Despard, G. P: ya citado, 1863); Hyades, Paul Daniel y Deniker, J.: ya citado, 1891; Gusinde, Martín: ya citado, 1937 y 1951).

Otras dos piezas de corteza triangulares y de menor tamaño, eran luego añadidas para dar forma a los extremos (Martial, L. F.: ya citado, 1888; Gusinde, Martín: ya citado, 1937; Hyades, Paul Daniel y Deniker, J.: ya citado, 1891). Las dos piezas laterales eran cosidas a largas varas que formarían luego las bordas de la embarcación (Forster, George: ya citado, 1777; Forster, John Reinold: “Observations made during a voyage round the world on Phisical Geography Natural History and Ethic Philosophy, Londres, 649 pp., 1778; Despard, G. P: ya citado, 1863; y otros autores).

Los tres trozos principales de corteza eran entonces cosidos entre sí. Para las costuras, los distintos observadores indicaron materiales diversos:

-Barbas de ballena (Lewis, J.: “SAMM 1872. Cartas aparecidas en South American Missionary Magazine V a XXII (1871 a 1888)”, Londres; Bridges, Thomas: “Datos sobre Tierra del Fuego comunicados por el Reverendo Thomas Bridges”. Revista del Museo de La Plata III: 313 – 320; Bridges, Thomas: ya citado, 1933; y otros autores).

- Hebras de barbas de ballena, tiras de cuero de pinnípedos o ramitas (Wilkes, Charles: ya citado, 1844)

- Barbas de ballena, correas de cuero de pinnípedos o juncos (Lovisato, Doménico: “Di alcune armi e utensili dei Fueghini e degli antichi Patagoni. Atti Reale Academia dei Lincei CCLXXX (1882 – 1883): 194 – 202. Roma, 1883).

En el lado interior de la corteza se colocaban refuerzos a manera de cuadernas o costillas. Entre una y otra borda se colocaban travesaños de madera (Wilkes, Charles: ya citado, 1844, Despard, G. P: ya citado, 1863; Lovisato, Doménico: ya citado, 1884; Martial, Louis Ferdinand: ya citado, 1888; y otros autores).


Equipamiento

En todas las canoas, se llevaba siempre un fuego encendido. Para ese fin, se colocaba en la base de la canoa una especie de plataforma compuesta por:

- Algunas piedras y un poco de tierra (Forster, George: ya citado, 1777).

- Un montón de tierra (Forster, J. R.: ya citado, 1778; Lovisato, Doménico: ya citado, 1884; Martial, Louis Ferdinand: ya citado, 1888; Hyades, Paul Daniel y Deniker, J.: ya citado, 1891; y otros autores).

- Ceniza y unas pocas piedras (Wilkes, Charles: ya citado, 1844).

- Un trozo de césped (Bridges, Thomas: ya citado, 1933), césped con la tierra hacia arriba (Despard, G. P: ya citado, 1863).

Esta plataforma se ubicaba en el centro de la canoa. Entre el equipamiento de estas embarcaciones también se contaba a los remos (que eran cortos y al menos dos), jarros para desagote (hechos de corteza o cuero de lobo marino) ya que las canoas solían tener filtraciones. También se llevaba agua potable.


b) Canoas de madera

Hacia fines del siglo XIX, las canoas de corteza fueron reemplazadas en la región yamana por las de tronco excavado o monóxilas.

(Orquera, Luis Abel – Piana, Luis Ernesto: “La vida material y social de los yámanas”, Eudeba, 1º Edición, Buenos Aires, 1999).

Un saludo Mingo!
Hernán (Bs. As.).