Dedicado mayormente en los últimos años a la enseñanza, “El
Fede” regresa a la edición literaria con
una obra plural a al que identificó como El
mundo es una noche.
En ella se esparcen realizaciones de orden poéticas, humorismo
–de la mano del ilustrador Germán Pasti-, cierto ensayismo apoyado en la
crítica social a los hábitos contemporáneos, y un retorno a la poesía en rango
de despedida. Y para quienes curioseando un lectura de cómo termina una obra
una reflexión contundente que ya tenía recién conversada con Graciela y Angie: un cazador siempre tiene/que quedarse con
hambre, lo que es decir tiene un final antropológico.
No es fácil usar palabras para comentar lo que las palabras
horadan en nuestro ánimo en el tiempo de una lectura.
Lo que si fue fácil proponerme un juego, no leer de un tirón,
sino espaciándome hora a hora en el seguimiento del hilo narrativo.
Mi relación temprana sobre estos hechos vividos y luego
contados por el autor es mi última vigilia.
El libro, por su tamaño, entra perfectamente en un bolsillo
de una campera, y caminó conmigo al lado del celular. A la hora de tener que
manotear algo no lo hice con la máquina, lo hice con el espíritu del gran
Rodríguez contenido en una obra que tendrá presentación en la próxima Feria del
libro.
El mundo en una noche,
rompe silencios.
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