Hoy desayunamos con la noticia de la muerte del diputado
nacional Héctor Stéfani (foto). Persona a la cual no hemos tenido la oportunidad de
conocer, tal vez por su reciente incorporación a la vida legislativa, y también
porque ya llevo mis años de jubilado en la práctica periodística.
Desde hacía algunos días se conversó sobre lo precaria de su
salud, y finalmente llegó su deceso en esta fecha que se empaña por el luto que
encierra la pérdida del diputado.
Cómo los hechos no ocurren aislados de la memoria, nos asaltó
la realidad de ser Tito un muerto más en el conjunto de aquellos representantes
fueguinos que han perdido la vida en el ejercicio de su función.
Eso se da en mí luego de algunas conversaciones con gente
versada sobre nuestra realidad institucional y me pareció oportuno de recordar
en uno de nuestros muertos a todos nuestros muertos.
El ordenando de una manera cronológica esta evocación
diremos que todo comienza con la muerte del intendente de Río Grande, don José
Finocchio. Único mandatario fueguino
fallecido durante un mandato electivo.
Los días del retorno a la democracia nos acercan a la
luctuosa caída del Lear Jet, en él solo fallece un funcionario electo, el
Doctor Ernesto Loffler.
Ya con una mirada en espacio legislativo aparecen los
decesos dos riograndenses Ricardo Prada Villa y Luís Astesano.
En tanto que tmbién se registra el fallecimiento de un
diputado, el doctor Sánchez Galdeano.
Y ya en tiempos provinciales, dos situaciones inesperadas
distintas terminan con la vida de lo
senadores José Martínez y Martín Rodríguez.
Dos de estos representantes murieron en accidentes
automovilísticos, uno en aeronáutico, dos se quitaron la vida.
Los restantes arrastraron dolencias que ya existían antes de
la elección que le entregó responsabilidades políticas, y el tiempo hizo lo
suyo.
Los restos del diputado Stéfani –PRO, Tierra del Fuego- son
velados en el salón de los pasos perdidos del Congreso de la Nación.
Vengo a recordar, en el plano local, que en el Concejo
Deliberante de Río Grande en dos de las oportunidades en que se levantaron capillas
ardientes, fue para el sepelio de Rodolfo Canalis y Elena Rubio de Mingorance
que eran concejales mandato cumplido.
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