CONGREGACIÓN

 



El destacado mosquero, dibujante y nunca olvidado bancario Armando Milosevic fue esperado por sus relaciones en la Confitería del ex Cine Roca.

Por un momento el mundo parecía detenerse, y creíamos que nos íbamos a bajar, pero el mundo siguió andando y  así nuestro convecino disfruta de su última infancia.

En su primera infancia fue habitante del otro lado del río: la C.A.P. Corporación Argentina de Productores de Carne a donde la cigüeña lo traía, pero al encontrar clausurada la pista de aterrizaje de Aeroposta, terminó por dejarlo en las dependencias militares de la calle Thorne.

Hasta allí debieron llegar sus padres, cruzando en bote, y con la angustia de haber dejado a los dos hermanitos mayores al cuidado de unos vecinos.

Por suerte no estaba construido el puente Mosconi, que –con sus habituales aglomeraciones- podría haber demorado en mucho más el encuentro familiar.

Entonces vistió sus primeras prendas confeccionadas con camisas de capón (stoquinetes)

Cacho había llegado al mundo, y lo hacía para quedarse. Hay muchas cosas por recordar y en él: muchas más por hacer.

1 comentario:

Armando Milosevic dijo...

Gracias Mingo por mi tan resumida y aventurada llegada al planeta tierra...