Cuando el pasado 21
de noviembre consultábamos a nuestros amigos en Facebook sobre él algunas
figuras de este quehacer social y profesional emergió de inmediato el nombre de
Clarita Romano. La histórica del
Hospital Regional Río Grande recibía de entrada el reconocimiento de Laura
Barría que hoy se desenvuelve en el ámbito del Sanatorio Fueguino.
Clarita ha estado
relacionada en el medio hospitalario con su hermano Francisco de Asís Romano,
Chito, quien llegó a ser Administrador del nosocomio, y cuya suegra es la muy
recordada Carmela (en realidad se
llamaba Josefina Vera) que fue caba de enfermería.
Esa función de caba
la encontramos a través del tiempo relacionada con la también recordada Susana Starkins, y también con la
siempre vigente Hermana Carla Riva.
Yo por mi parte, y
con una mirada de niño, tengo presente a Hilda
Antecao de Lincomán y a Blanca
Barría llegando un día de banco,
como si fuera una maestra más, para vacunar en la escuela contra la
poliomielitis –allá por 1960- y volviendo poco después por la reacción de
mantoux, para comprobar efectos positivos de la BCG, aplicada obligatoriamente
antes de comenzar las clases, pero en el ámbito hospitalario.
La presencia de
estas dulces señoras no estaban ajenas a la posibilidad de causar miedo. Y más
un grandulote lagrimeó a la hora de recibir la vacuna salk, mientras que algún
pequeñito la recibió inmutable. Ya con el tiempo todo se reducirá a una ingesta
amarga de las gotitas de la vacuna Sabín, sobre un terrón de azúcar, con la
misma o mayor efectividad de la anterior campaña.
Carmela en un tiempo vivió en una vivienda
próxima a la morgue sobre la calle Mackinlay se dio la inclusión en la dotación
hospitalaria de su hija María Ovelar,
y la zaga de los Gómez Franco.
La historia de las
vacunas y las vacunadoras es propia de los años 60, la de la aparición de Carmela, Clarita, Carla y demás de los
años 70. ¡Y de los setenta a esta parte han pasado muchas cosas!
Algunas jubiladas
se verán incluidas en esta mención que hacemos a partir del recuerdo de
nuestras relaciones: Guillermina Del Carmen Alvarado, María
Edesia Vargas, la Negra Stella Valverde,
La Guaina: María Eva Rivero, la Ina, Albertina
Andrade, Emma González en partos,
Otras ya han
fallecido como Blanquita Mella o Cuca:
Etelvina Sandoval; María Sanz…
Y cada tanto el
recuerdo de Blanquita que solía colocar los abridores en las orejas para que
las recién nacidas pudieran usar sus aros.
Y algunos se
salieron del Hospital Público para recordar a "Nora del Carmen Poblete" Clinica de Luraguiz en Avda San
Martin y Espora, Casada con Tanque Vera, Mama de Guaton, Tito y Chicho Vera.. Y
María Vera Poblete, hija de esta
pionera”. También a las hermanas Alicia
Diaz y Adriana "Nana" Diaz de la primer clínica de Río Grande la
del Doctor Jorge Ferrá. en Piedrabuena y Laserre . Pero también las hubo
hermanas en el ámbito hospitalario como Marta
y Arsenia Alvarez.
En tango que Ita
Andrade suma memoria sobre el desempeñó en el Frigorífico de Irma y Pina Portolán.
Aide Del Carmen Saldivia, la
hija del mítico René señaló que: “En los primeros tiempos nunca pusieron enfermeras mujeres luego del
correr de los año si se comenzó con enfermeras por aquel entonces era muy duro
para realizar este trabajo en los años 1953”.
Se tiene un
recuerdo fundacional a la presencia de las Hermanas de la Virgen Niña, pero
también se ha señalado que antes de ellas atendían las Hermanas Vicentinas, de
amplias cofias.
Los nombres entraron
a borbotones, puesto que si bien algunos recordaban a una o dos enfermeras,
otros llegaban a hacer detallados inventarios: Irene Díaz de Neo, Anita y Nelly Nélida Montesinos, esposa de
Moratiel "la alta"de Clínicas, Leonarda Copa, Rosana Ferraro, Díaz de
Neo, Silvia Mancilla, Carmen González, Nelly Torres, Julia Ocaranza, Mary
Carranza, Eva Toledo.
En algunos casos
aparecían enfermeras que agradecían los recuerdos y a su vez tenían figuras
para nombrar; Delia del centro de salud nº1, Silvia Paredes, Gloria Rojas,Gloria Morón, Isolina, Gloria Ibars, Patricia
García, Mónica Moyano, Mimí (Noemí Cancino), Cristina Osorio, Betty Cabana, Raquel Seregni, Susana de Terapia, Mary Gómez,
Ana, señora de Victor Mamaní, Zulma
Musa, Mercedes Canaviri, Ana Haydee Vega, Ana Cárcamo…
Rubi de las Nieves Castro, la esposa de
Lorenzo Martínez, recordada or su domicilio en la calle Luís Py, al igual de
Blanquita Mella –ya mencionada- por muchos recordados como la enfermera de la
calle Thorne, tal vez porque haya sido requerida en su casa.
Y la hermana Lourdes, de la Virgen Niña.
Algunos
testimoniantes aportaron vivencias: Doña
Blanca Mella ♥ ...tuve anemia a los 12 años
y ella venia religiosamente a colocarme la inyectable,todos los dias a la misma
hora por casi dos meses, la mejor mano tenia!!...aunque yo lloraba igual jaja,
como es el caso de Leleo Lopez.
Sobre lo ya escrito apareció Carmen Clara Santomé, hija de Maquel de Santomé , quien fue enfermera del hospital cuando funcionaba en la calle Thorne y cuando se trasladó a Belgrano. Tal vez pude verla una o dos veces en vida, pero a su muerte me convertí en lector de su biblioteca, Concurría a su casa de la calle Alberdi donde me atendía su madre -que había sido compañera de escuela de la mía- y hacía de aquellos libros de colección Historias una verdadera bibliteca circulante. En algunos de esos tomos habían papeles -como señaladores- con anotaciones del servicio de enfermería.
También hacemos recuerdo sobre Emilia Aguilar Hernández, la primera de las enfermeras que trabajando aquí -ella lo hizo en el antiguo hospital y posteriormente en YPF- se trasladó a La Plata completando sus estudios en enfermera tradicional. En el interín acompañó a sus hijos, dos de los cuales volvieron como abogados, y uno como soldador.., los conocen.
Tal vez en otra oportunidad hagamos esto: buscar sobre estos vínculos de afecto y reconocimiento el recuerdo de historias y anécdotas que puedan ir tejiendo mejor la madeja social de nuestra gente.
Sobre lo ya escrito apareció Carmen Clara Santomé, hija de Maquel de Santomé , quien fue enfermera del hospital cuando funcionaba en la calle Thorne y cuando se trasladó a Belgrano. Tal vez pude verla una o dos veces en vida, pero a su muerte me convertí en lector de su biblioteca, Concurría a su casa de la calle Alberdi donde me atendía su madre -que había sido compañera de escuela de la mía- y hacía de aquellos libros de colección Historias una verdadera bibliteca circulante. En algunos de esos tomos habían papeles -como señaladores- con anotaciones del servicio de enfermería.
También hacemos recuerdo sobre Emilia Aguilar Hernández, la primera de las enfermeras que trabajando aquí -ella lo hizo en el antiguo hospital y posteriormente en YPF- se trasladó a La Plata completando sus estudios en enfermera tradicional. En el interín acompañó a sus hijos, dos de los cuales volvieron como abogados, y uno como soldador.., los conocen.
Tal vez en otra oportunidad hagamos esto: buscar sobre estos vínculos de afecto y reconocimiento el recuerdo de historias y anécdotas que puedan ir tejiendo mejor la madeja social de nuestra gente.
En las fotos: Arriba Susana Starkins, al centro ( y al centro) Nélida Torrres -la salteña-, abajo Carla..
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