El Padre Juan Bernabé dirá que fue provocado por la ceniza que se usaba en el afirmado del patio.
La misión salesiana fundada el 11 de
noviembre, tres años antes, era consumida por el fuego.
Todo transcurría normal y felizmente, cuando
el 12 de diciembre 1896 se declaró imprevistamente un incendio de tal magnitud,
que en menos de una hora redujo el agotador empeño de varios años a un estado
de escombros. Daba la noticia el padre Griffa (desde la Misión ) al padre
Borgatello, tres días después: " El día 12 último a la una y media de la
tarde, no se sabe cómo, tomó fuego la casa de las Hijas de María Auxiliadora y
en menos de una hora todo el vasto edificio de madera destinado a las hermanas
y a las indias, la iglesia, a casa de los salesianos y el hospicio de los
niños, quedaron reducidos a cenizas".
Continúa la Crónica : " El momento
era tan terrible como para perder la cabeza. Se agotaron todos los medios
imaginables para extinguir el fuego y aún los nativos dieron muestras de gran
actividad empeñándose en el transporte de objetos y muebles; de suerte que
pudieron arrancarse de las llamas diversos enseres de primera necesidad. "
Pero esto sólo correspondía al pasado, dado que quedaba la patética realidad
del presente: "Y henos aquí, ahora, de nuevo en el desierto, sin casa y
sin medios de subsistencia, rodeados de una turba de indios famélicos que nos
piden pan y vestimentas -pan material y pan espiritual- al que nosotros no nos
es dado acudir. Es ciertamente desgarradora nuestra situación, el se piensa que
ya teníamos 165 indios, sin contar los nómades de siempre. " "¿Qué
hacer? ¿Deberemos abandonarlos ahora que tanto han progresado en el estudio de
la religión y de la civilidad? ¿Deberemos retirarnos de esta Misión, que tanto
promete así para la iglesia como para. la civilización de los nativos y el
bienestar de la sociedad? Nunca!!! La Providencia vendrá en nuestra ayuda. "
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