De las líneas de colectivos que recorren la ciudad, la “A” es la
más entretenida. Y además tiene el recorrido más largo. Cruza la ciudad, ida y
vuelta, de Este a Oeste. Empieza en el casco viejo de la Margen Sur, atraviesa
los asentamientos, agarra la calle de tierra que sube al puente, cruza el río,
entra al centro de la ciudad por la San Martín, se desvía hasta el hospital y
retoma la avenida, dobla por el barrio de mi infancia y encara por la ruta
hacia Chacra XIII,
y de ahí hasta llegar hasta Chacra XI, donde pega la vuelta y roza el
aeropuerto rastrillando los barrios que están atrás del monumento a la trucha,
y vuelve por el mismo itinerante que hizo hasta regresar al casco viejo de la
Margen Sur. Ahí descansa unos veinte minutos y arranca de nuevo. Llevo casi
tres años viajando en esa línea y nunca dejó de fascinarme.
En su recorrido suben Bolivia,
Perú, Chile y República Dominicana. Y entremezclados a ellos, el Chaco,
Mendoza, Córdoba, Buenos Aires, Comodoro Rivadavia y Tierra del Fuego. Todos
estos países y provincias te los podés llegar a encontrar en un solo viaje. Una
mezcla de pieles y tonadas que a uno sin querer le florece la diversidad
cultural con solamente viajar en bondi.
Me encantaría detenerme a describir cada barrio, cada persona y cada paisaje que se pueden ver viajando en esa línea. Son apasionantes, se los lo juro. Y ni hablar de las escenas que se viven. Pero no tengo el tiempo suficiente para hacerlo. Asique sólo me voy a detener en un pequeño recorte de su trayectoria que, a mi sentir y parecer, creo que por ser fueguino, no sé, es uno de los que más me movilizan. Cuando cruza el puente.
Me encantaría detenerme a describir cada barrio, cada persona y cada paisaje que se pueden ver viajando en esa línea. Son apasionantes, se los lo juro. Y ni hablar de las escenas que se viven. Pero no tengo el tiempo suficiente para hacerlo. Asique sólo me voy a detener en un pequeño recorte de su trayectoria que, a mi sentir y parecer, creo que por ser fueguino, no sé, es uno de los que más me movilizan. Cuando cruza el puente.
El puente General Mosconi está
muy cerca de la antena de Radio Nacional, casi al lado. A ambos los relaciona,
por así decirlo, tanto su rol social, o sea la conexión, como así también los
suicidios. La antena fue protagonista de intentos en su gran mayoría no
concretados, distinto al puente, lamentablemente, en el que se concretaron más
hechos que amenazas. Yo no entiendo cómo nadie todavía fue a tirar una flor
desde ahí, una flor al río… disculpen, pero cruzar el puente, en parte, me
moviliza desde ese lado. Además muchas personas que viajan en la línea “A”
quizás desconocen este dato, asique me parece bien entrometerlo.
Es muy bello el paisaje cruzando
el puente. El río te roza los pies y por el fondo de las ventanas, por el sur,
cuando el horizonte está despejado de nubes, entra la cordillera. Se ve la
cordillera, no les miento. Hay días que se aparece más grande y luminosa, y
otros en las que apenas es un murmullo empañado, pero está allá, y entra al
bondi. Cruzando el puente el cielo se ve más grande, y también entra. Y las
nubes, miren las nubes, esos colores y esas formas. El bondi tiene ventanas
grandes, cuando cruza el puente parece invisible, y entra todo el paisaje
abierto que lo rodea. La gente, todos, cuando estamos pasando por ahí nos
callamos un poco.
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