“De como la policía se entró a quedar de a
pié”
Desde sus inicios la policía fueguina requirió
de las cabalgaduras para efectivizar su misión. A tal punto que podríamos hablar
de una verdadera “Policía Montada de Tierra del Fuego”, casi hasta llegar a los
años 60. Por entonces para ser agente el antecedente primordial era la
condición ecuestre. Don Isaac Salinas nos recordaba como llegó preso a Ushuaia
en 1937, y allí estando detenido fue indagado por sus mismos guardianes sobre
si sabía cabalgar; y como Salinas venía de la Isla de los Estados de matar
lobos a garrotazos, y como siendo puntado y de campo había aprendido a cabalgar
al mismo tiempo que había comenzado a caminar, lo entusiasmaron para que
ingrese a la repartición. No tardaron en descubrir que la actividad de lobero
que realizaba estaba autorizada, cuando el y otros compañeros estaban en
libertad, y alistándose en la policía. Sabía cabalgar y dar palos..
Los yeguarizos de la policía exigieron toda
una remonta, y se distribuían una vez amansados en los distintos destacamentos
rurales y las comisarías de los dos centros urbanos.
Hemos encontrado en el Archivo General de la
Nación un expediente de 1927 que nos hace referencia a una situación sanitaria
no registrada hasta ahora en la memoria de los que tanto se acuerdan del ayer,
y desatendida a la vez por los funcionarios de turno.
Se trata de una peste de moquillo que
entendemos hizo peligrar la locomoción propia de esos años en la Tierra del
Fuego.
Pero vayamos al desarrollo de los
acontecimientos:
El 18 de febrero de 1927, Mendoza –comisario
de Río Grande. dirige al Jefe de Policía Don Raúl R. Massey comunicándole “a los efectos que hubiere
lugar haberse desarrollado en toda esta zona una peste de moquillo en las
yeguadas y como consecuencias en la hacienda que pertenece a la Gobernación
existe mortaldad, no encontrando el suscripto el medio de poder subsanar tal
enfermedad”.
Massey estaba en aquel momento a cargo de la
Gobernación y es así como el 24 de febrero
se dirigen telegramas al Ministerio de Agricultura y al Gobernador
titular: Juan María Gómez informado sobre la problemática. La respuesta vendrá
dos días más tarde cuando el Subsecretario de Agricultura, Don Pedro Scalabrini
Ortiz afirma que la Dirección de Ganadería intervendría para combatirla.
¿Pero donde estaban estos funcionarios? En Río
Gallegos, y en la persona de un médico veterinario de apellido González, que
requirió a Massey informen sobre los síntomas de los animales enfermos. El pedido saldrá para la Comisaría de Río
Grande no registrando el expediente detalles de como fue diligenciado a partir
de ese momento la tramitación.
Todo parece que se intentó manejar a la
distancia, y así fueron las cosas, al menos se atendemos a un procedimiento
administrativos que casi nueve meses después hacía intervenir al Juez de Paz de
Río Grande.
Actúa Telmo
Suárez.
En Río Grande, Departamento de San Sebastián,
Territorio Nacional de Tierra del Fuego, a diez y siete días del mes de
diciembre del año mil novecientos veintisiete, ante mi Juez de Paz, investido
de la facultad que le acuerda la ley tres mil doscientos cuarenta y cinco, para
otorgar escrituras públicas y testigos al final nombrados, el suscripto Juez de
Paz atendiendo solicitud por nota del Señor Jefe de Policía del Territorio, Don
Raúl T. Massey, se traslada a comprobar el número de los animales yeguarizos
muertos en este Departamento pertenecientes a la Gobernación de este Territorio de la Marca R.A.
actuaciones que se practican en compañía y presencia del Señor Jefe de Policía
nombrado, Comisario Don Domingo Landani, Oficial Omar Rodríguez, Sargento Juan
Flores, Cabos Claudio Ruiz Díaz y Edmundo Tristten, todos dependientes de la
Comisaría de Policía de este departamento, habiéndose constatado, la muerte de
setecientos treinta y cuatro animales yegurarizos, entre machos y hembras, de
distintas edades de uno a diez años, pérdida que se ha producido en la siguiente
manera y lugares:
Por peste de “moquillo” habido a principios
del año en curso en el campo denominado “Cabo Santo Domingo”, se han encontrado
quinientos cinco animales muertos de la
peste indicada, y doscientos ventinueve
yeguarizos en el lote fiscal número setenta y nueve de este
departamento, ubicado en las proximidades de la cabecera del Lago Fagnano,
campo sumamente pantanoso como así de turbales, surcado de chorrillos, de mucho
monte alto, que carece en absoluto de pastos en esta parte, que es lo que ha
motivado la pérdida de la hacienda
referida, que siendo así la configuración y calidad del campo, no se ha podido
evitar en forma alguna esta pérdida por cuanto esta hacienda era toda chúcara,
por lo que no se podía hacer bien los repuntes y traslados a lugares secos.
En lo que respecta a sacar las marcas de los
animales a que nos referimos, se hace imposible, por cuanto el tiempo
transcurrido en el primer caso, sean en los animales caídos en el campo “Cabo
Santo Domingo” no lo permite por estar estos secos y otros podridos y caídos
del lado de la marca en la inmensa mayoría.
En los del lote setenta y nueve, lo dificulta
los mismos pantanos, chorrillos y turbales que hoy están todos inundados por
los deshielos que ocurren en estas épocas del año, que hacen imposible el
acceso a caballo o a pié, llegar hasta donde están los animales muertos a
riesgo de exponer la vida de un hombre como de la cabalgadura de que montare.
El trámite termina con la rúbrica de todos los
implicados en el testimonio.
Consideraciones
finales
Buscamos en la Memoria de la Gobernación de
Tierra del Fuego mayores referencias a este grave problema que mató a 700
cabalgaduras de la policía territorial, y que estimamos debe haber afectado a
equinos de particulares, pero nada dice al respecto. Tan solo se señala en el
trámite de despacho dado al 15 de junio de 1928, que los equinos en el
Territorio suman unos 4000. Y la policía
tenía a principios de la década unos 600 animales en sus campos de San
Sebastián.
El moquillo, en una visión de lo más optimista
se habría llevado a otro mundo al menos al 20 % de los equinos, pero el hecho
era ignorado por los mandatarios con responsabilidad patrimonial sobre aquellos
“patria”... R.A.
Lo que si no dejaba de ponderarse es que en
1927 la policía había recibido en donación de parte de estancieros del norte
fueguino el primer automóvil de la repartición, vehículo que imaginamos –en
aquellos tiempos sin caminos- no tendría toda la eficacia comunicacional de las
cabalgaduras que seguirían siendo demandadas por años y años.
Pensamos que una pérdida de animales en el
campo lindero a la Misión de La Candelaria habría dejado un registro en las
crónicas de la casa, pero no tuvimos esa evidencia. Si la certeza que el día 17
de diciembre, el mismo día del acta realizada por el Juez de Paz, este pasó a
visitar a los salesianos en compañía del Jefe de Correos –Mateo Fornetti que
estaba de novio con la cocinera Clotilde Knamen- el Inspector de Tierras, Señor
Muñoz y el Inspector de Bosques, Señor Cabezas.
Ese día Telmo Suárez se interesó por
comprarles a los salesianos una carreta, por la que días después adelantó
doscientos pesos, y algo más tarde mandó a Lías a retirarla. El Juez tendría un
permiso de pastaje en la zona del Lago, lote 88 al que recientemente habían
renunciado los salesianos que alentaron allí el proyecto de una Misión no llegó
a serlo, Suárez pensaba también en
hacerse estanciero.
El lote 88 era lindero al 79, el del moquillo,
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