Contigo viviría debajo de un árbol!



Uno


Una llegó de lejos, traía un libro que hablaba de este lugar. Se fue encontrando con la geografía que había imaginado. Por entonces no abundaban fotografías sobre este extremo sur. Casi todo era como lo había imaginado.
Hablando otro idioma se hacía entender entre los lugareños, agregando gesto a su conversación.
En Río Grande se presentó en una oficina donde se diligenciaban trámites de las estancias. Le dijeron como podía llegar y la llevaron a la más cercana de la familia.
Allí entró a familiarizarse con el mundo aquel, apenas entrevisto.
En la estancia de más al sur conoció a quien sería su marido.
No estaba en sus planes pero llegó el amor.
El mundo no era muy distante aquí que el lugar que había dejado.
Tal vez un día él le habría dicho si se iba a acostumbrar a estar entre nosotros.
Tal vez ella le contestó:
-Contigo viviría debajo de un árbol.

Dos


Ella operaba un télex bancario. El hacía lo propio en su lugar, su lugar estaba en el norte, un norte que se sentía sur.
Ella era de este sur.
Un día agregaron palabras a la formalidad de terminar el intercambio de información. Al tiempo sabían cómo se llamaban. Ambos que estaban libres comenzaban a atarse.
Él tomó sus vacaciones y vino a conocerla.
Aquí viendo lo lindo que era todo esto. Ella le explicó que no siempre sería así.
Él podría haberle dicho: -Contigo viviría debajo de un árbol. -
 Ella viajaría al tiempo y serían marido y mujer.
 Volverían a este sur. La vida comenzaría a tener sus vaivenes.   
 Pero el árbol todavía está esperando.

Tres


El anidaba en este lugar a donde había llegado para buscar la tranquilidad, y si se podía la felicidad.
Con los años el corazón que había soltado amarras  muchas veces con otros corazones palpitaba solitario en una casa enorme, una casa que se había ido quedando sola.   
Un día internet les dio las posibilidades de conocerse.
¿Cuánto de verdad habría en lo que ambos decían de si mismos’
Los dos lo pensaron, los dos arriesgaron.
Al tiempo ella dejó su selva, para alojarse en nuestra estepa.
Él le dio cuenta de lo diferente que era todo esto.
Ella habría dicho: -Contigo viviría debajo un árbol.
¿Cómo habrá sido su primera noche? ¿Cuánto habrá tardado cada uno en volver a internet?
Pronto ella tenía un gato, y con el gato se fueron al campo. El gato se perdió.
Acudieron a la radio a poner un aviso. Ella lloraba. El pedía comprensión, el locutor creía que estaban un poco desequilibrados. El aviso salió y de inmediato no hubo respuesta.
Pero a los pocos días bajó un paisano y dijo que tenía un gato de las características del aviso, pero que tendrían que ir a verlo, porque si no era el se lo iba a quedar.
Ella creía que la pérdida del gato era una señal irreversible de que debía partir. Pero la aparición hizo que quemara sus naves.


Cuatro.

Él nunca tuvo novia: pobrecito!
Cincuenta años sin un amor correspondido.
De pronto ahora sí, y ella la hija de un pastor, con un niño pequeño, se llama su novia, y pronuncia esa palabra con divertimento cuando se ven y conversan en la pantalla.
Vive en la otra punta de América.
 Los amigos le dijeron: cuidado! Que se pague el pasaje.
Y esos es lo que ha hecho.
Él le ha dicho que lo agarra justo en un momento.., endeudado por la construcción de su casa, por primera vez una casa propia, una casa a medio terminar y ahora que todos los que participaban en la construcción quieren tomarse vacaciones.
Y ella que le ha dicho: -Contigo viviría debajo de un árbol.

Y se lo dijo en inglés, porque además a tenido que perfeccionar su conocimiento de ese idioma.



En las fotografías, que no se corresponden con las historias: Familia Sutherland, bajo en árbol en Nueva Argentina. Tato y Víctor Borquez, bajo un árbol, en su chacar cordillerana en la comarca andina.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Mingo!

Las remembranzas de la antigua pobladora Sara Sutherland, permiten apuntar algunas características de la Estancia Nueva Argentina. Sara Sutherland nació en Punta Arenas el 23 de diciembre de 1917. Sin embargo, su vida transcurrió en la cercana Tierra del Fuego, primero viviendo en estancias y luego en Río Grande.

Reconstruyendo la línea de tiempo que surge segmentada de sus recuerdos, podríamos plantear que la Estancia Nueva Argentina comenzó a construirse aproximadamente en el año 1927. Comentaba Sutherland:

“Primero vivimos en la Estancia Ruby, después en la Teresita (*), que ya no existe porque se hicieron muchas estancias chicas y después, en el 27, nos fuimos a vivir al campo que nos dieron. Era un puesto chiquito de tres piezas ...”. Este no sería el lugar definitivo donde la familia se quedaría, pero sería el paso previo a la nueva morada.

La Sra. Sara Sutherland recordaba de esta manera a la casa ya construida de la Estancia Nueva Argentina:

“La casa tenía piezas muy amplias, se hizo todo de madera primero y después se colocó arpillera y papel. La madera se aserró en la misma estancia a pocos metros, a quinientos metros, en frente donde estaba la picada. Se aserró a mano, todo a mano. Tenía cuatro dormitorios, una habitación grande que se usaba de sala; después la cocina grande ... Se hacían grandes y altas porque era la construcción así. Cuando yo la vi la casa estaba hecha desde hacía tres años, porque nosotros nos quedamos en Punta Arenas con mi abuela y hasta que se terminó todo eso, no la vimos. Cuando llegamos era una sorpresa porque no nos dijeron nada. Estaba dentro del bosque, no se veía mucho la casa de afuera y estaba cerca del camino también. Estaba rodeada de bosque y un jardín enorme”.

“La Nueva Argentina recién se vendió en 1974, cuando vino la crisis grande en la época de Isabel ... ¡Pero después vino peor! ¡Porque a los tres meses de vender a 140.000.000 de pesos hubo una inflación del 300%! ¡Así que con la plata no se pudo comprar nada!” (Bou, María Luisa y Repetto, Élida: “A hacha, cuña y golpe. Recuerdos de pobladores de Río Grande”, Talleres Gráficos Recali S.A., 1995).

En la página 176 del libro antes citado, puede observarse una fotografía de la Estancia Nueva Argentina, distinguiéndose en ella su cerco de madera, de igual manera que se observa en la fotografía que ilustra el artículo del blog.

Sara Sutherland falleció el 20 de julio de 2013.

(*) En la Estancia La Teresita la familia vivió entre 1922 y 1927.

Un saludo Mingo,
Hernán (Bs. As.).-