Allá por los 60 ingresábamos al colegio Ceferino Namuncurá a
eso de las 13 horas. Se debía esperar a algunas maestras que daban clases en la
Escuela 2, que cuando venían en el colectivo verde de marina llegaban rápido,
pero cuando no era así, caminar las tres cuadras que separaba a los dos
establecimientos se podía hacer largo, según la relación climática.
Las maestras no tenían ingresos que les permitiera tener
auto propio, eso se lograría con el
tiempo de mayores conquistas para los docentes y la mujer..
Lo cierto el que el Padre aprovechaba esos momentos para
instruir a los niños en el canto coral, que no estoy en condiciones de evaluar
estéticamente, pero sí que nos cargaba de entusiasmo.
Algunos hubieran preferido hacer de coreutas toda las tarde
que enfrentarse a la aritmética y el castellano, a la naturaleza y el
desenvolvimiento.
Recordamos el repertorio de esos momentos.
Canción del deporte
Canción del linyera
Ya no canta el chingolo
Los ejes de mi carreta
Mi querido Agustín
El arriero.
Tal vez haya alguna más, los lectores memoriosos que ayuden.
Desde hace un tiempo vengo haciendo gestiones para ver si un
recital que se llame CANTANDO, COMO CON EL PADRE ZINK, cosa que no considero
imposible.
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