Al comenzar el primer ordenamiento de la discoteca de la
radio se hacían dos fichas de cartón –que venían con un diseño homologado-
escribiendo en una de ellas la información atinente a un disco y los temas
contenidos en el lado A, y la segunda en el B. Estas se unían por cinta en uno
de su bordes lo que permitía con solo doblarlas usarlas de un lado o de otro.
Perforadas se colocaban en un bibliorato que era doblado para formar un
trípode, que lucía en la mesa de locución junto a una rutina que detallaba en
orden cronológico los programas del día, las signaturas de cada disco: Por
ejemplo, 1955 A 1,2,3
Estas tarjetas fuera de la circunstancia de su uso se las
iba colocando en un mueble metálico, en el orden numérico que establecía la
identidad de cada LP.
Pero el día que tomo servicio como director Miguel Bersier
algunas cosas empezaron a cambiar. Las tarjetas se separaron y ya no se
ordenaban por número, se colocaban a tras de todo y se invitaba a elegir la
música con lo que estaba adelante. Esto con la intención de evitar
reiteraciones.
Pero aquel día tuvo su momento de espanto, fue cuando el
nuevo jefe descubrió que en el lugar más lejano y olvidado del mueble archivo
se encontraban las fichas que aparecían calificadas como MUSICA CHABACANA. Allí
aparecía Enrique Rodríguez, El cuarteto Leo, Los wawancó, el único disco de
canciones tirolesas –Bersier era Suizo- y en número importante los discos de
chamamé.
Era material discriminado.
La orden fue distribuirlas fichas entre otras categorías.
Enrique Rodríguez y El cuarteto Leo fueron a Conjuntos populares, Los wawancó a
música latinoamericana, y los chamamé en la parte folklórica como música del
litoral.
El único disco tirolés lo tomó el director y lo llevó para
escucharlo en su casa. Trayéndolo un día que había que hacer un inventario.
Y comenzamos a ser una radio chabacana, en alguna medida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario