Acusado de espionaje y traición y a la patria
durante la Guerra del Chaco, donde se vio involucrado en la venta de planos de
instalaciones militares argentinas, fue el único alto oficial del Ejército
argentino degradado en ceremonia pública.
La situación ignominiosa vino acompañada de
una autorización a su familia para cambiar el apellido.
Enviado a Ushuaia a cumplir su condena, hizo
uso de su refinada educación haciéndose cargo de la Biblioteca del Presidio.
Las situaciones por las cuales fue condenado
nunca quedaron del todo claras, hubo algunas campañas de esclarecimiento pero
al desatarse la Segunda Guerra mundial el tema pasó a un segundo plano.
El ex-mayor Mac Hannaford permaneció en Ushuaia
hasta el cierre del presidio, y a partir de ese momento fue trasladado a Buenos
Aires donde continuó en reclusión hasta que en 1956 salió libre por indulto del
Presidente Provisional Pedro Eugenio Aramburu.
Es creencia popular que el rigor climático de
Ushuaia es el que apresuró su muerte a pocos años de ingresar a la libertad y
el anonimato.
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