Tal vez mi pasión por las composiciones escolares fueron las que marcaron los primeros indicios de mi actividad en el periodismo gráfico; tal vez mi amor por la lectura de cuentos en voz alta para compartirlos con mi madre, mientras ella tejía en las largas y convulsionadas tardes cordobezas de finales de la década del ‘60 y principios de los ’70, marcaría mi inclinación por la locución; actividades que a lo largo de los años realicé esporádicamente, hasta que se convirtieron en mi modo de trabajo desde que elegí Tierra del Fuego como mi lugar de vida.
Primero fueron algunas incursiones en radio haciendo informes sobre economía aprovechando mi formación como profesor en Ciencias Económicas, luego tareas de corrección en el periódico Tiempo Fueguino, a la sazón el único medio gráfico que a finales de los ‘90 se editaba en el Territorio.
Ya en 1991, casi junto con la provincialización de Tierra del Fuego, se fundaba El Sureño, como Diario Provincial Independiente, allí comenzaría, días antes de la edición de su primer número, a desarrollar distintas tareas para acondicionar el edificio que nos albergaría, luego tareas de corrector, de encargado de cierre de edición y de jefe de redacción.
Fueron días agitados, días en que se hacía de todo en el ámbito de la redacción, allí las horas pasaban fugaces y el trabajo parecía no avanzar, fue un tiempo signado por el trabajo y el esfuerzo en pos de que los lectores se encuentren con un producto de buena calidad.
El traqueteo de las máquinas de escribir resuenan aún hoy entre mis recuerdos sonoros como una música que acompaña suavemente la creatividad de la escritura.
Todo era con esfuerzo, hasta costaba conseguir una máquina de escribir cuando todos los redactores coincidían en tiempo y espacio, o el poder usar alguna de las escasas máquinas fotográficas, el revelado de las fotos, el “copy” respectivo, la impresión de las notas, el plasmar ese entramado de letras en la pauta diaria, el copiar la “chapa” que luego iría a la imprenta Don Bosco situada a escasas tres cuadras del edificio de Av. San Martín 828.
Junto con esta actividad comenzaría a incursionar en la radio con un programa propio denominado “Liderando la mañana” en FM Líder, dedicado a brindar información a primera hora de la mañana, acompañado de música.
Con la primera
intendencia de Jorge Colazo que daba inicio en diciembre de 1991, fui convocado
a ocupar
De allí fue mi inclusión a otro medio interesante como es la televisión, con el noticiero municipal, además de una incursión en Radio Nacional con un programa de difusión institucional, ambos se identificaban con el mismo nombre: “Proyección Municipal”.
Había en esos años fuerza de juventud, apetencia de un aprendizaje constante, un desarrollo de la creatividad que se compartía con periodistas más avezados y con más experiencia, quienes aportaron mucho en mi crecimiento profesional.
Años después mi condición de “independiente” al no poseer una afiliación política, atentaron para que siguiera trabajando en el ámbito institucional, y nuevamente diario El Sureño me acogió entre sus filas, ya en su edificio propio de calle 9 de Julio Nº 431, adaptado a las exigencias de un medio gráfico, con un poco más de tecnología en su haber y con una máquina rotativa de impresión, hasta hoy única en la provincia; aquí pude colaborar humildemente en su crecimiento, aportando mi trabajo como jefe de redacción, luego como coordinador de publicaciones especiales, ayudando a armar dos nuevas redacciones, una en Río Gallegos con El Sureño Santa Cruz, y otra en Gálvez, provincia de Santa Fé, con El Nuevo Diario, dos emprendimientos de la misma empresa, los que lamentablemente con los años dejarían de pertenecer al mismo grupo editor, pero que en su momento requirieron intenso trabajo.
Siempre pensando en la actividad, en la necesidad de mentes jóvenes que abrazaran la profesión periodística, en las dificultades que en la segunda mitad de la década del ’90 enfrentaban muchos jóvenes en poder ir a estudiar al norte del país, armamos desde este espacio un Taller de Introducción al Periodismo Gráfico, durante dos años una docena de jóvenes pudieron realizarlo, de ellos varios continúan hoy ejerciendo en los medios de comunicación.
A la vez programas radiales tales como “Semanalmente”, “Contacto Sureño”, nuevamente “Liderando la mañana” y “Primera estación”, me tuvieron frente a un micrófono por varios años.
Con la primera intendencia de Jorge Martín, en el año 2000 fui convocado nuevamente a desempeñarme en la faz institucional, donde el trabajo arduo ha sido una constante, donde el desarrollo profesional ha sido importante junto al crecimiento que han tenido todos los medios de comunicación, los que han crecido en cantidad y calidad; máxime teniendo en cuenta los medios que se desarrollan únicamente con la tecnología de Internet.
La sacrificada labor periodística de tantos pioneros de la actividad, como de quienes lo han realizado especialmente en estás dos últimas décadas, sabemos que ha marcado un hito en la historia del periodismo fueguino.
Quienes están comprometidos con este modo de vida estimo seguirán bregando para mantener en alto los ideales de una comunicación objetiva, crítica y ética.
Sabemos que la labor periodística mantiene una honrosa misión con la sociedad, que contribuye a su desarrollo, por lo que ineludiblemente debe ser respetuosa y comprometida con la verdad, de constante superación y preparación, sin ello palpitando en nuestro interior sería inútil llamarnos “periodistas”.
(*) El presente trabajo fue la contribución de Miguel al libro de Arnoldo Canclini sobre el periodismo fueguino.
En la foto. Miguel y Hugo Fayanas, uno de los fundadores de El Sureño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario