Comencé en el diario Noticias en el año 1986, (su dueño era el Sr. Balanche) haciendo críticas humorísticas en contratapa. Recuerdo que la primera que dibujé tenía que ver con el tránsito, que en aquel entonces ya parecía una locura -tantos autos- y comparándolo con la actualidad era un lujo.
También hice algunos trabajos,
durante el mismo año, para una publicación que se llamaba Gane de Mano,
pero al poco tiempo desistí ya que era imposible cobrarle a la dueña.
Para Tribuna Provincial
también hice algunas viñetas.
Del segundo semestre del ‘86 a
fines del ‘87 hice el programa del Cine Roca. Recuerdo que en ese
díptico poníamos todos los avances de las películas, e intercalaba algunas
viñetas de humor todos los fines de semana.
Luego me conecté con la revista Tiempo
Comunitario a través de Carlos María Ratier. Si mal no recuerdo su
Director era Miguel Ángel Vítola. Así, trabajamos en equipo con Carlos
María, en campañas de concientización y prevención.
De a poco fui incursionando en la
parte de comunicación de los talleres culturales del Municipio, con los
distintos profesores. En esa época –año ’87 en adelante- todavía se dibujaban
artesanalmente los afiches, promoviendo los eventos que se generaban desde
Cultura. Y lo que parecía, en principio, algo pasajero se convirtió en un área
del municipio –de comunicación- donde se le daba respuesta a todas las campañas
de las distintas Secretarias y Direcciones (Tránsito, Bromatología, Medicina
preventiva, Prensa y difusión, Acción social, etc.)
Paralelamente a todo esto,
comencé a insertarme en el diario Tiempo Fueguino con una viñeta diaria
de humor, y poco tiempo después generé un suplemento semanal que se llamaba Criticomanía,
donde se reflejaba la actualidad política desde mi óptica. Pasaron cientos de
personajes por esos suplementos, ya que caricaturizaba a los políticos de
turno, dándoles protagonismo en las viñetas humorísticas (recordemos que en ese
entonces, la isla era Territorio Nacional y los que venían a ocupar cargos eran
designados por el presidente de
También dibujé caricaturas en un
diario que tuvo pocas salidas -
Colaboré también en el diario Provincia
23 , (Su dueño era Don Centurión) con viñetas diarias, y desarrollé un
suplemento semanal que se llamaba Calynturas.
En el año 1994 hice viñetas para
el diario El Sureño. Ese mismo año salió a la luz Jarana Fueguina.
Jarana Fueguina
Jarana fue un producto de mucho
tiempo de trabajo arduo, pero no fue sólo un producto; fue una oportunidad de
agrupar gente muy valiosa y de lograr una retroalimentación con la comunidad
muy interesante.
Desde que llegué a la querida Tierra del Fuego tuve en mente hacer una revista de humor. Fue un desafío importante, ya que tenía que imponer un producto al cual la gente no estaba acostumbrada. Pude sacarlo a flote gracias al aporte de un grupo humano increíble, que escribió para la revista con mucho compromiso y que hizo que el contenido sea lo más fuerte.
Fue un logro importantísimo en mi
vida, Jarana fue pionera en su estilo, ya que se caracterizaba por hacer
críticas humorísticas muy particulares, involucrando a los personajes públicos
en cada tira, y por la inclusión de artículos que no podrían caracterizarse
fácilmente en su estilo porque lo único que tenían en común era la diversidad
de miradas sobre cuestiones muy fueguinas y la calidad de sus autores –a
quienes agradezco haberme enriquecido compartiendo experiencias de vida durante
disparatadas, profesionales y etílicas reuniones de cierre de edición.
Una sección innovadora de la
revista fue “Sin pelos en la lengua”, dedicada a entrevistas con políticos
locales y provinciales que respondieron a preguntas serias y no tanto,
aportando a que la gente los conozca un poco más en sus distintas facetas.
Otra que destacaba era “Esos
locos bajitos”, en la que compartíamos a través de la historieta situaciones
cotidianas que todos vivíamos con nuestros/as vástagos.
Novedoso también resultaba el
locohoróscopo, versión hiperactualizada del horóscopo tradicional, coyuntural
ciento por ciento.
Una sección muy esperada era el
“Sex-symbol”, caricatura central desplegada a modo de póster, que
caricaturizaba a alguna figura local, lo cual daba temor a algunos y tema
social a muchas reuniones de amigos y familias – hasta generaba apuestas sobre
el personaje que aparecería en el próximo número.
Importantes repercusiones tuvo la
historieta “La chacra del primer mundo” que retrataba peripecias de convivencia
en los barrios del IPV.
Los colaboradores permanentes
(espero no olvidar a nadie) fueron: Pablo Rizzo (diagramación), Jorge Amena,
Susana Zilberberg ( con seudónimo de Irene Mesac ), Pablo Mattész, Claudio
Barbará (Iván Guillón), Alicia Nagel (Ly Young), Miguel A. Turco, y Oscar
Domingo “Mingo” Gutiérrez.
(*) Carlos arrieta utiliza el pseudónimo Caly. Desde hace algunos años reside en Neuquen.
El escrito realizado por el dibujante y humorista fue a pedido nuestro para sumar antecedentes para que Arnoldo Canclini realizara su libro sobre El periodismo en Tierra del Fuego.
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