LOS ANTIGUOS POBLADORES Y SU RELACIÓN CON EL MEDIO.6(*)


 

En un primer momento conseguir la tierra no pasaba por mayores requisitos. No eran muchos los que querían vivir aquí, y estaban los que temían blanquear su situación de propiedad de sus solares, ante posibles futuras cargas pecuniarias.

Pero si alguien se comprometía a levantar su vivienda y antes cercar, ya podía comenzar a elegir donde hacerlo.

Sobre el trazado primigenio se levantaría el otro, el de la mensura de Varela, y en la nueva fisonomía los sitios se multiplicaban disminuyendo su extensión; ya eran más comunes los de 25 x 50, 25 x 25, o en el menor de los caso 12.50 x 50 o 12.50 x 25; los adjudicatarios de estos últimos, ya en tiempos del boom petrolero lamentaban sobre el poco espacio que disponían para sus necesidades. Después ya iremos viendo cuales eran estas.

Cercar era lo principal: Postes, cintas, piquetes. Si algún vecino lindero ya había hecho su parte se podía conversar con él. Algunos preferían no realizar este trámite cordial e iniciaban con ello una disputa que duraba años, o una vida. Altos los piquetes, en parte para cortar el viento y luego  había que ver como se levantaba la mejora, y esta debía ser pensada en función también de los vientos dominantes del oeste a contracara debían estar puertas y ventanas principales pero luego debían destinarse otros rincones el terreno:

El lugar donde se debería almacenar la leña, pensando en el invierno.

La canaleta que juntaría agua de lluvia para ayudar al pozo que también debía ser pensado como un recurso necesario.

El sitio de la letrina, y el destino de las aguas servidas que no debían confluir con las surgencias potables. Todo esto debía ser analizado para no llevar miasmas a los vecinos, sino el problema por el cerco no pagado podía ser un poroto comparado con los conflictos que adquirirían carácter estacional con los desbordes.

El amplio terreno, en parte por la casa chica, permitía destinar un lugar para la huerta, otro para el gallinero, y hasta en algunos casos el chiquero y el  jardín, este último en muchos casos más escaso que el precedente.

Con estos requisitos esenciales podíamos estar ante una vivencia de sedentarismo en el antiguo espacio nómade fueguino.

 

(*) Recuperamos en el tiempo esta conferenciada dada el viernes 18 de noviembre de 2011, en el hotel atlántida, como parte4 de la CELEBRACION DE LA OBRA DE SAN VICENTE

DE PAUL EN RIO GRANDE

 

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