En un primer momento conseguir la tierra no pasaba por mayores requisitos. No eran muchos los que querían vivir aquí, y estaban los que temían blanquear su situación de propiedad de sus solares, ante posibles futuras cargas pecuniarias.
Pero si alguien se comprometía a levantar su vivienda y antes cercar,
ya podía comenzar a elegir donde hacerlo.
Sobre el trazado primigenio se levantaría el otro, el de la mensura de Varela,
y en la nueva fisonomía los sitios se multiplicaban disminuyendo su extensión;
ya eran más comunes los de 25 x 50, 25 x 25, o en el menor de los caso 12.50 x
50 o 12.50 x 25; los adjudicatarios de estos últimos, ya en tiempos del boom
petrolero lamentaban sobre el poco espacio que disponían para sus necesidades.
Después ya iremos viendo cuales eran estas.
Cercar era lo principal: Postes, cintas, piquetes. Si algún vecino
lindero ya había hecho su parte se podía conversar con él. Algunos preferían no
realizar este trámite cordial e iniciaban con ello una disputa que duraba años,
o una vida. Altos los piquetes, en parte para cortar el viento y luego había que ver como se levantaba la mejora, y
esta debía ser pensada en función también de los vientos dominantes del oeste a
contracara debían estar puertas y ventanas principales pero luego debían
destinarse otros rincones el terreno:
El lugar donde se debería almacenar la leña, pensando en el invierno.
La canaleta que juntaría agua de lluvia para ayudar al pozo que también
debía ser pensado como un recurso necesario.
El sitio de la letrina, y el destino de las aguas servidas que no
debían confluir con las surgencias potables. Todo esto debía ser analizado para
no llevar miasmas a los vecinos, sino el problema por el cerco no pagado podía
ser un poroto comparado con los conflictos que adquirirían carácter estacional
con los desbordes.
El amplio terreno, en parte por la casa chica, permitía destinar un
lugar para la huerta, otro para el gallinero, y hasta en algunos casos el
chiquero y el jardín, este último en
muchos casos más escaso que el precedente.
Con estos requisitos esenciales podíamos estar ante una vivencia de
sedentarismo en el antiguo espacio nómade fueguino.
(*) Recuperamos en el tiempo
esta conferenciada dada el viernes 18 de noviembre de 2011, en el hotel
atlántida, como parte4 de la CELEBRACION DE
DE PAUL EN RIO
GRANDE
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