Los antiguos pobladores son un conjunto de vecinos situados en la tercera edad.
Comprenden
una primera o segunda generación de familias inmigrantes que pudo vivenciar -entre otros cambios- el
generado por el desarrollo petrolero, y el aluvión del desarrollo fabril.
El
concepto de pobladores tenía en el sur un carácter restrictivo limitado al
poblador de campos. Ser poblador en alguna medida pasaba por una pertenencia al
medio rural, ser estanciero.
Así
se lo puede ver en quien por primera vez acuñó en una obra escrita esta
palabra: Rae Natalie Prosser de Godall. En su guía bilingüe sobre
Aquel
desencuentro entre antiguos y nuevos pobladores tuvo una dimensión tal vez
mayor que el que afloró después de los años 80, cuando la idea toma un sesgo
urbano.
Quizá
fue una humorada, tal vez no, pero en el verano de 1972 un joven que había
llegado un año antes, en una entrevista televisiva, argumentó a favor propio
identificándose entre los antiguos pobladores. Hubo reacciones que no tomaron
estado público porque entonces no había como hacerlo, pero los dichos de Carlos
Maida –a él me refiero- pusieron en el tapete que algo estaba pasando en
materia de privilegios, donde los mayores beneficiarios eran los recién venidos,
y no los que tenía un historial lugareño.
El
concepto que aparecía ligado a lo fueguino -quien lo era, si el que nacía o el
que se adoptaba- hizo madurar la idea de un Centro Fueguino, que inició el
debate, destacó postergaciones, alimentó las plataformas electorales del
retorno a la democracia, y finalmente concluyó con la creación del Centro de
Antiguos Pobladores que, por estos días, y gracias a presupuesto participativo,
espera tener sede propia.
El 10
de julio de 1984 tuvo lugar la primer Cena de Antiguos Pobladores, invitación Municipal
a antiguos vecinos –sin consideración de sus condición social- con la finalidad
de esperar el Día de Río Grande.Ser poblador fue a partir de ese momento otra
cosa que ser estanciero.
El
concepto ha tomado con el tiempo, desde el protocolo municipal, un carácter
limitativo: la fiesta esta destinada al pionero, al que llegó para hacer su
vida aquí, no comprende al hijo, ni es rango hereditario cuando termina la vida
de sus mayores. En este sentido en cada fiesta tendría que haber cada vez menos
invitados, pero créanme que no es así. El concepto de poblador fue asimilado al
de colonizador, y con ello se da la paradoja que un hermano que vino recién
nacido puede participar de la fiesta, pero el hermano que nació aquí en el
mismo año, no.
Los
nuevos fueguinos no han entendido de la misma manera la significación de esta
fiesta y de la categoría poblador, de la misma manera que los pobladores
cuestionen las exigencias de radicación que tienen los nuevos riograndenses, en
comparación con los logros familiares que en ellos debieron esperar años,
cuando se lograron. Los nuevos vecinos endilgan culpas múltiples a los
pobladores: su falta de sentido de lo nacional, su responsabilidad colindante a
la desaparición de los nativos –que parecen quedar fuera de esta polémica-, su
obsecuencia a los poderes de turno, su falta de mundo; los nuevos vecinos no
gozan del beneficio del halago por parte de los que han llegado antes, sean
estos pobladores o no.
Con una valoración dispar ellos –los Antiguos Pobladores-, que nunca llegaron a ejercer un control sobre nuestra sociedad, ahora disminuye su presencia en el espacio urbano de la ciudad: los antiguos solares que fueron escenario de su vida doméstica pasan paulatinamente a ser propiedad de otros vecinos, y el centro y naciente de la ciudad, en un casco histórico que fue su mundo, ve desdibujada las características primigenias.
Sirva
esta apreciación como una introducción necesaria al tema de esta charla, porque
bien puede ser que alguien ignore en su extensión de quien estamos hablando; y
con ello podamos quedar liberados para escribir el escenario de este análisis y
el tiempo histórico sobre el cual depositaremos nuestra mirada.
(Esta historia continuará?
(*) Recuperamos en el tiempo
esta conferenciada dada el viernes 18 de noviembre de 2011, en el hotel atlántida,
como parte4 de la CELEBRACION DE
En la foto: Olinda Vukásovic y su esposo Pastor Flores. Más allá Doña Zorka, en cena de Antiguos Pobladores.
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